Saturday, January 16, 2010

Matrimonios homosexuales: Cuestión de amor.

Las discusiones se acaloran. Hablan las personas públicas y generan controversia. Por un lado, un grupo de personas se siente marginado y excluido. Por otro, la certeza de que la decisión es un insulto a la familia. Entonces se levantan voces contra unos y contra otros. Parece mentira pero siglos después, se ha levantado otra de las tantas torres de Babel que hemos construido los hombres. Hoy hemos levantado la torre del conocimiento y a cambio hemos encontrado una sociedad que no se entiende y que frecuentemente se acalora al hablar entre buenos y malos o malos y buenos, da igual.

Parece mentira. Tantos siglos viviendo juntos y seguimos sin saber escucharnos, seguimos sin tolerarnos, sin saber amar. Seguimos pensando que tenemos la razón a toda costa y que quienes nos cuestionan son nuestros enemigos. “¿Será que la homosexualidad es buena?” Se preguntan unos… y los tachan de homofóbicos. “¿Será que tenemos los mismos derechos?” Se preguntan otros… y los tachan de anormales.

Hace algún tiempo, leyendo al Padre Larrañaga, entendí que cuando existe una duda ética, debemos actuar como actuaría Jesús. Finalmente, Cristo nos vino a enseñar un mandamiento nuevo: “Ámense como yo los he amado”. De modo que, después de haber meditado mucho sobre el tema, gracias a que algunas personas que conozco han decidido llevar una vida homosexual, he decidido escribir este artículo que espero manifieste aproximadamente lo que Dios espera de nosotros. Por favor, ruego me perdonen si incurro en algún error y si es así, me lo hagan saber pues no quisiera que en un tema tan delicado se piense que transgredo el orden de nuestra Iglesia. Sólo pido que quien lea, antes de juzgar algún párrafo específico, termine el artículo completo. Es posible que cierto párrafo tome un rumbo específico pero confíen en que, con la ayuda de Dios, el contexto completo dará luz a las palabras.

Comprender, antes de ser comprendido.


La realidad es que existen personas homosexuales. Muchos piensan que la homosexualidad es un pecado muy grave. Finalmente cualquier pecado mortal es grave. Cualquiera. No voy a pensar en quien mata porque en la actualidad pocos son asesinos. Sin embargo, a menudo mentimos, a menudo robamos, a menudo dejamos de amar a Dios y a nuestros padres, a menudo juramos, a menudo dejamos de dar gracias a Dios, a menudo fornicamos con la mente. Pues sí, si la homosexualidad activa es un pecado, éste es un pecado como cualquier otro, igual de grave que la fornicación y el adulterio. Por ello está catalogado en el 6° mandamiento: No fornicarás. No existe un mandamiento que diga “No serás homosexual”, pero sí existe uno que dice: “No fornicarás”.
Si estudiamos un poco el Catecismo de Nuestra Iglesia, nos damos cuenta de que la fornicación no es un pecado por el hecho de que las personas tengan relaciones sexuales sino por la intención de quienes mantienen relaciones sexuales. En el momento en el que 2 personas están abiertas a la fecundidad y a la unión y en el momento que existe un compromiso mutuo de amor, entonces el sexo se transforma: Deja de ser ese instinto pasional que nos hace animales y nos convierte en herederos del reino de Dios quien nos hace partícipes de su creación fecunda de amor.

De modo que dejar de amar a alguien por ser homosexual, es como dejar de amar a alguien que ha mentido o a alguien que ha dejado de ir a misa. Si Jesús nos mandó amar a nuestros enemigos ¿Qué sucede si dejamos de amar a nuestros hermanos que deciden ser homosexuales? No solo fallamos como cristianos, sino fallamos como hombres. Nos dejamos vencer por el odio que nos hace animales y comenzamos a pensar que los homosexuales son sucios, anormales, antinaturales, indignos, etc. Comenzamos a pensar que los homosexuales no merecen tener algunos derechos como el acceso al seguro social o la sucesión de bienes entre parejas que compartieron sus vidas. Pensamos que debemos echarles todo el tiempo en cara su condición y los exhibimos, inventamos chistes que los hieren, nos enoja verlos, les gritamos en la calle, les negamos el trabajo, la casa, el habla.

Pero finalmente, Jesús no espera eso de nosotros. Al contrario, espera diálogo, comprensión y aceptación. Cristo dijo: Ama a tu prójimo como a ti mismo. Jamás hizo la excepción: “Ámalo siempre y cuando no sea homosexual”. Por favor, dejémonos los católicos de argumentos infantiles, pensando que “si es natural o no”, “si nacen o se hacen”, “que si en los animales se da o no se da, etc.” El hecho es que algunos de nuestros hermanos son homosexuales y debemos amarlos. En eso no debe haber discusión. Punto.

El otro lado de la moneda.

Una vez que nos ha quedado claro que nuestra obligación Cristiana es amar a las personas homosexuales, algunos se preguntarán: Bueno, entonces ¿Cuál debe ser nuestra posición ante la decisión que ha tomado el congreso de incluir dentro de la ley, en la definición de matrimonio, que éste puede ejercerse entre 2 personas, sin importar el sexo de ambas y las cuales gozarán de todos los privilegios que gozan las parejas heterosexuales, incluyendo la adopción de infantes?
Yo sé que hay muchas personas, mucho más capacitadas que yo dentro de la Iglesia, para hablar al respecto. Sólo voy a hacer algunas anotaciones. Evidentemente este listado lo dirijo al cristiano común y corriente como yo, pues sé que nuestros obispos y sacerdotes saben qué hacer al respecto.

Primero: En general, generar una ola de resistencia masiva a través de la cual demos extensos discursos dando argumentos que comprueben la inmoralidad del acto homosexual, resulta inútil y ofensivo. Finalmente, ofender a personas que están convencidas de algo, lejos de construir puentes de amor y comprensión, generan odio. El odio genera resentimientos y sabemos que las personas resentidas son capaces de hacer mucho daño a otras personas e instituciones.

Segundo: Que no nos espante el enunciado que pronuncie la ley acerca del matrimonio. Finalmente, como católicos creemos que el matrimonio sólo lo da un sacramento y este va más allá de los derechos legales (la ley sólo da eso, “derechos legales”), que como bien reclaman los homosexuales, deben ser iguales para todos. Lamentablemente para ellos, el sacramento del matrimonio, es el único que no impone el sacerdote sino que se imponen mutuamente los novios de modo que podrán llamarse casados pero, tristemente para ellos (y lo digo de corazón, no irónicamente: tristemente), jamás podrán ser un matrimonio de espíritu porque entre ellos no existirá esa hermosa complementariedad que Dios diseñó de manera perfecta entre hombres y mujeres. Tristemente también, aunque adopten un hijo, jamás podrán ser padres biológicos porque las relaciones sexuales que ellos creen placenteras, jamás serán fértiles y fecundas. Ellos creerán que adoptando un niño serán felices y aunque pueden engañar al mundo, en la intimidad, a la sombra de la soledad los invadirá una profunda tristeza de desaliento que clamará por ser padres. Ellos sabrán que la solución está en sus manos pero estarán tan lastimados por el daño mismo que se han procurado, que tristemente (lo vuelvo a decir de corazón) muy pocos reconocerán su error. Muy pocos procurarán una vida de casta sexualidad.

Tercero: Yo sé y lo he expresado con un sinnúmero de familiares y amigos, que la principal preocupación que tenemos los católicos, es el hecho de que las parejas de homosexuales puedan adoptar niños. Muchos son los casos documentados de niños que se han criado con parejas de homosexuales y que presentan trastornos psicológicos graves de identidad. Tienen 2 mamás que parecen papás o dos papás que parecen mamás.

Es muy probable que la ley se apruebe. Finalmente, dado que las leyes se basan en las reglas de la razón humana, y no en las reglas del amor, todos los argumentos que este grupo de homosexuales y de asambleístas han entretejido son tan lógicos y válidos que resulta difícil contrariarlos con argumentos “razonables”. Finalmente todos los “ciudadanos”, tienen los mismos derechos y negar cualquiera de estos a una pareja de homosexuales sería discriminación.
Nosotros sabemos que esta ley es miope (como todas las leyes humanas que no se basan en el amor) y que lamentablemente, en la constitución hay un “derecho al matrimonio” y un “derecho a la adopción”, pero que por obvias razones, no existe un “derecho a tener un papá y una mamá” y por lo tanto, privar a una pareja de homosexuales de casarse y de adoptar niños sí es un delito y un atentado contra sus derechos humanos, mientras que privar a un niño de tener un papá y una mamá no lo es porque ese derecho, legalmente, no existe. Además, lamentablemente también, los derechos son para los ciudadanos y una persona es ciudadana cuando cumple la mayoría de edad, fuera de ahí quiera Dios que se le respeten a un niño sus derechos y si no, pregúntenle a los miles de fetos abortados en el último año para quienes por desgracia, no hubo abogados. Sin embargo, aunque Dios puede hacer milagros, esa ley la han aprobado ya y difícilmente va a ser vetada por el ejecutivo.

Yo estoy seguro de que Dios sacará algo muy bueno de esta ley. Lo sé de cierto porque si Cristo pudo resucitar del odio, nosotros podemos hacerlo también. De modo que sí podemos hacer algo que será muchísimo más efectivo que enviar cartas al congreso y manifestarnos en las calles. Esto es a lo que yo llamo una tormenta de amor y se basa en los siguientes puntos:

1. Amamos a los homosexuales por el simple hecho de que son nuestros hermanos. Algo o alguien los ha convencido de que son atraídos por personas de su mismo sexo y lo consiguieron: finalmente fueron atraídas por personas de su mismo sexo.

2. Sin embargo, sabemos que Cristo nos dijo: Quien quiera alcanzar el reino, que se niegue a sí mismo, que tome su cruz y me siga. Caray, pues todos tenemos tentaciones: Unos quieren ser mujeriegos y claro que se sienten atraídos por cada mujer que conocen, pero si se casan, se niegan a sí mismos para amar a su mujer y aunque sientan el más candente de los deseos por irse a la cama con otra, pueden apagar su instinto animal buscando la fidelidad con su pareja. De modo que la homosexualidad es una elección porque de otra forma, estaríamos sugiriendo que el sexo domina la mente, lo que nos haría animales y no los somos, somos seres humanos y podemos elegir nuestro comportamiento: heterosexuales y homosexuales por igual.

3. Y como sabemos que es homosexual quien decide tener relaciones homosexuales, entonces podemos ayudar a cada uno de ellos a que encuentren el verdadero amor en Cristo ya sea a través de una pareja de a de veras o a través de la castidad.

4. Pues yo les propongo, primero que oremos por todos aquellos que el diablo tienta con deseos homosexuales. Dios mío, ayúdales a encontrar la felicidad en Ti y en Tu Hijo.

5. Y les propongo algo adicional: Escribamos una carta de amor, una carta que dirija un niño a sus padres y encarguémonos de distribuirla en todos los centros de adopción y con todas las comunidades homosexuales. Inundemos la mente de aquellos que quieren, por egoísmo, adoptar a un bebé pensando en sus propios deseos y no en el bienestar de un niño. Esta carta tendrá que transmitir la amorosa necesidad que tiene un niño de contar con un papá hombre y una mamá mujer. Estoy seguro que, con la ayuda de Dios, cada pareja de homosexuales en la tierra se dará cuenta por sí misma de que por definición no son los padres ideales de un niño.

Sunday, December 13, 2009

¿Un año como todos o un año nuevo?

Desde niños, al terminar-comenzar el año, mi madre nos llevaba 2 veces a la iglesia. El 31 de diciembre nos llevaba a dar gracias a Dios por el año que concluía, mientras que el 1º de enero nos llevaba para pedir a Dios cualquier cosa que deseáramos para el año que comenzaba.

Pensar en el año nuevo, causa generalmente un poco de emoción. Emoción y esperanza, ese es el conjunto correcto de palabras. Causa emoción, por la festividad en sí. La gente trabajadora, ha recibido dinero extra y el primer día del año nuevo se suspenden labores para la gran mayoría de las personas quienes festejaron con júbilo la despedida del año viejo. Los cambios de ciclo son un muy buen momento para recordar viejos amigos, visitar familiares lejanos, pensar en las cosas buenas que nos han pasado, las cosas desagradables así como para pensar en los planes futuros, lo que uno desea que suceda durante el siguiente ciclo de 365 días.

Sin embargo, también para la gran mayoría de las personas, hacen falta pocos días después del año nuevo, para regresar con fuerza a la monotonía abúlica de los tiempos ordinarios. Se vuelve a perder la esperanza, se recuperan los vicios, se desdibujan los objetivos, regresan los rencores, la apatía, el desamor, la descortesía y la desesperanza, los inocentes caprichos infantiles que vuelven infelices a las personas. Retorna la pereza y con ella el no realizar bien nuestro trabajo y el convencer a otros de que no lo hagan bien, el no luchar por el bien de los otros y con esto el hacer falta en una sociedad sedienta de manos que colaboren para el bien de la humanidad. Aparece la soberbia que es la causa principal de ceguera: nubla la vista con fuerza y nos hace pensar que nosotros somos el centro de todo el universo.

Y pasan dos cosas. Al final del año, los sensibles, se dan cuenta de que no alcanzaron lo que realmente deseaban y que quizá con un poco más de esfuerzo o disciplina lo habrían alcanzado, y por su parte, los insensibles y soberbios, piensan que todo lo hicieron bien y que “no podían hacer más de lo que hicieron”, sin embargo, uno voltea a ver al mundo y se da cuenta de la falta que hicieron esas manos para construir una sociedad más justa y próspera, más amorosa y sensible, más cordial y generosa.

Pero estas realidades, lejos de lastimarnos y deprimirnos, pueden llegar a ser un factor fundamental de cambio en nuestros corazones. Lo mejor de todo, es que sé de cierto que la gran mayoría de las personas regresan a ese círculo perverso de esperanza y desaliento no por gusto, sino por ignorancia. Ignoran cuáles son esos métodos efectivos de superación que pueden ayudarlos a hacer cosas increíbles durante las 24 horas que tiene el día para TODOS los seres humanos de esta tierra. A continuación voy a exponer algunos puntos que seguramente serán muy útiles para todas esas personas que, leyendo esto, se han dado cuenta de que pueden ser mejores cada día y que desean que el nuevo año esté lleno de amor y abundancia en el sentido más amplio de ambos términos.

Primero: Comienza Agradeciendo.

A pesar de todas las situaciones adversas, todos los vivos tenemos un gran regalo que nos llegó sin que lo pidiéramos. Estamos vivos. No importa, “NO IMPORTA” cuál sea nuestra situación. Unos estamos enfermos, otros estamos sanos; unos deprimidos, otros alegres; unos somos ignorantes, otros cultos; unos altos, otros chaparros; unos somos iracundos, otros apacibles; unos somos pobres, otros somos ricos; unos estamos rodeados de gente que nos ama y otros estamos solos, etc. No importa. Para todos sale el sol, todos estamos vivos y para todos tiene el día 24 horas. Dios es democrático en esto, ha puesto por igual, en todos los seres humanos, una serie de capacidades más poderosas de lo que imaginamos. Muchas personas se dan cuenta de ello y por eso llegan a ser grandes hombres, otros pensamos que la vida nos debe cosas. Nos debe dinero, nos debe salud, nos debe amor, nos debe… Y nos pasamos lloriqueando por todo aquello que nos falta, sin darnos cuenta de todo lo que SÍ tenemos.

Pero se equivocan todos esos que se preocupan por lo que no tienen. La vida humana es un conjunto de dones que se nos dieron gratis. Nadie los ha pedido. ¿No creen que sería bueno que estos dones fueran reconocidos por todos? Pues empieza este 31 de diciembre agradeciéndole a Dios y a la vida todo eso que sabes que es perfecto y que has olvidado tantos años. AGRADECE.

Segundo: Pide y ofrece.

En general nos encanta pedir… Pero nos cuesta un poco más de trabajo ofrecer. Desde niños le pedimos a Santa y a los Reyes y muchos adultos conciben a Dios como un gran mago al que, a través de la fe, se le puede pedir lo que sea y nos será concedido. Si bien el mismo Jesucristo nos enseñó “Pide y se te dará”, en más de una ocasión, estoy seguro que nuestras peticiones son egoístas e interesadas y que, si fueran concedidas, lejos de hacer un bien en nuestras vidas, terminarían por obstruir el camino hacia la felicidad.

De modo que, antes de pedir cosas como si las pidiéramos a un gran mago, analicemos el contenido de nuestra petición. Mucha gente pide dinero y amor. Piden dinero cuando han sido mal administrados en sus vidas, cuando no han deseado hacer un esfuerzo por conseguir ingresos adicionales y cuando lo “necesitan” para cumplir caprichos que en muchas ocasiones no se dan ni siquiera los empresarios exitosos. Piden dinero para subsanar esas deudas que surgieron de comprar cosas que NO necesitaban en momentos que NO era conveniente comprar. Seguro que a Dios mismo le gustaría que, antes de hacernos ricos, fuéramos mejor administrados con los bienes que llegan a nuestras manos, pues la mayoría de nosotros, aunque ganáramos la lotería cada mes, siendo lo mal administrados que somos, el dinero se esfumaría en un abrir y cerrar de ojos.

Por otro lado, hay infinidad de personas que, sintiéndose solas, piden la compañía de un hombre o de una mujer. Lo que veo es que en general, las personas desesperadas por conseguir alguien que les acompañe, se basan en un terrible sentimiento egoísta de soledad que les atrofia el “atractivo” y lejos de atraer al ser amado, lo ahuyentan cediendo su integridad física y emocional al arbitrio del egoísmo de otros. Para todas esas personas a las que les cuesta mucho trabajo encontrar una buena pareja, deberían primero, sanar todas esas heridas que tienen en el alma, pensar en que encontrar una pareja es una hermosa manera de comenzar un proyecto común, pero cuando el proyecto de plenitud sólo se basa en el sentimiento de “incompletez”, entonces con toda seguridad la relación fracasará. Fíjate en qué puedes ofrecer para que una relación sea plena y entonces, fija parámetros de la persona con la que te gustaría compartir un proyecto común y entonces búscala. Seguro que esa es una muy buena manera de encontrar un novio o novia.

Y es precisamente esto a lo que me refiero con “Pedir y Ofrecer”. Pedir a Dios algo, sin hacer lo que nos corresponde, es sinónimo de “no alcanzar”. Si pides a Dios salud, pues procura llevar una vida sana y procura la salud de los demás. Si pides a Dios dinero, no sólo lo pidas para ti, pide a Dios que cubra las necesidades de los seres más necesitados que tú y haz un esfuerzo por ayudarlos, al tiempo que te conviertes en una persona más trabajadora y mejor administrada. Si pides a Dios amor, da amor, incondicional a la gente que te rodea. Cambia tu hosco carácter o sé más prudente al hablar y no hagas “cualquier cosa” por encontrar al amor, que lo espantas; escoge una casta manera de encontrar ese corazoncito que te complementa.

Tercero: Clarifica tus objetivos.

Más que falta de disciplina, la gente no alcanza sus objetivos porque no sabe cuáles son, o porque los plantea muy altos o porque no sabe si ya los ha alcanzado… O porque se plantea muchos objetivos. Gracias a mi profesión, he encontrado una sana manera de plantear objetivos. A esta manera se le llama objetivos SMART. En inglés, la palabra smart, es sinónimo de listo, inteligente. Y en administración de proyectos, los objetivos SMART se refieren a aquellos que son eSpecíficos, Medibles, Alcanzables, orientados a Resultados y orientados al Tiempo.

De modo que, siempre será más difícil alcanzar un objetivo cuando no es claro, cuando no podemos medir si lo hemos alcanzado, cuando no es alcanzable, cuando no está orientado a resultados y cuando no lo encuadramos en el tiempo, que cuando sí lo hacemos.

En vez de decir, me propongo hacer ejercicio, puedes decir: Me propongo correr 30 minutos, 3 veces por semana, durante el siguiente mes. Es mucho más fácil pensar que sólo durante un solo mes lograrás mover ese gran perezoso que llevas dentro y, seguro que cuando completes ese mes, será mucho más fácil volver a plantearte un objetivo similar.

Cuarto: Plantea 3 objetivos para el año.

Cuando éramos niños, también mis padres nos decían que el seis de enero, pidiéramos 3 regalos a los Reyes. Decían que uno por cada Rey Mago: Melchor, Gaspar y Baltasar.

Pues bueno, la razón por la que yo propongo que sean 3 objetivos, es porque luego nos encanta hacer una lista interminable de cosas que son poco factibles de alcanzar. 3 objetivos que podamos cumplir durante los primeros 3 meses del año. Si pensamos en un objetivo que nos llevará todo el año cumplir, entonces parte ése en sub-objetivos y proponte alcanzar ese sub-objetivo antes de los primeros 3 meses. Esto te ayudará a que en verdad los cumplas.

Regresando a la idea de que sean 3 objetivos, es para que los puedas clasificar de la siguiente forma:

  • Un objetivo que mejore tu bienestar espiritual.
  • Un objetivo que mejore tu bienestar como persona, basado en tus gustos, tu salud, tu profesión, etc.
  • Un objetivo que mejore tus relaciones con tu entorno cercano.

Los ejemplos abundan y variarán según tus actividades cotidianas. Quien ya se ejercita regularmente, no pondrá como objetivo salir a correr todas las mañanas, pero podrá poner, correr la maratón del 2010, siendo que para una rata de laboratorio, correr un maratón sería casi imposible.

Con respecto a tus objetivos espirituales, aquí también dependerán de lo evolucionado que te encuentres en tu relación con Dios. Mientras que para algunos será una gran meta, bautizar a sus hijos, para otros lo será el asistir a misa los domingos, el confesarse una sola vez en el año o el comulgar a diario. Otros escogerán prestar servicio social para algunas de las labores de la iglesia, mientras que para otros será suficiente rezar el Padre Nuestro por las mañanas. No importa qué tan avanzado sea tu objetivo espiritual, siempre y cuando lo plantees, lo escribas y lo cumplas durante las primeras 12 semanas del año.

Con respecto al objetivo en tu bienestar como persona, puede ser que decidas ir al médico, salir a correr por las mañanas, salir de vacaciones con la familia a algún lugar en especial, luchar por un ascenso, terminar la escuela, escribir la tesis, etc. No importa cuál sea tu objetivo. Plantéalo y escríbelo y cúmplelo durante las primeras 12 semanas del año.

Y con respecto al objetivo de mejorar tus relaciones con tu entorno más cercano, yo sugiero que este objetivo lo utilices para limar todas aquellas asperezas que han quedado en tus relaciones personales con alguna persona en particular. Límalas, gana amigos, hermanos, padres, hijos. Escucha e intenta comprender antes de ser comprendido. Piensa que esa persona que más te ha ofendido, que te ofende y te ofenderá, hace lo mejor que puede con lo que sabe y con lo que ha aprendido a lo largo de su vida. Finalmente, es un hermano tuyo, hijo de Dios, que necesita tu luz, tu apoyo y comprensión. Construye esa relación que más te cuesta trabajo. De nada sirve que te plantees como objetivo ser más comprensivo con la gente con la que ya tienes afinidad. Tiende esos puentes con la gente que tienes conflicto, con aquélla que cada vez que cruzas una palabra sientes que un camino de pólvora se enciende en tu estómago. Ámala incondicionalmente, no sólo ganarás un tesoro en el cielo sino que habrás ganado la confianza de alguien y aprenderás a ser paciente con todas aquéllas personas que no conoces o que sientes que te hace daño.

Final

Por último, sólo me resta desearles a todos muchas bendiciones para el próximo año que comienza. Y como sé que todos nosotros, ya reciben infinidad de bendiciones de Dios nuestro Padre, tú decides, si quieres que el 2010 sea realmente un año Nuevo o que sea igual que todos los años anteriores.

Wednesday, November 25, 2009

¿Cómo recibir a Jesús, esta Navidad?

Muchas veces he escuchado que en Navidad, nos olvidamos de recibir al Señor. Y muchas veces también, he escuchado un sinfín de consejos y explicaciones acerca de cómo en verdad hemos de recibirlo.

Sin embargo, en más de una ocasión, si bien los consejos han sido bellos e incluso poéticos, pocas veces me han resultado sinceros y prácticos. Finalmente ¿Qué significa recibir al niño Jesús en nuestro corazón? ¿Qué significa preparar el camino para que el niño Dios nazca en nuestra casa? ¿Es verdad que debemos olvidarnos de los festejos para enfocarnos puramente a las celebraciones religiosas?

Como inquieto curioso, he investigado al respecto y a continuación, presento respuesta a mis interrogantes, dando 4 consejos prácticos para festejar esta Navidad los cuales espero sean útiles a nuestros lectores en este tiempo de Adviento, que hoy comienza.

Consejo Número Uno: ¿Quién fue Jesucristo, si no el redentor del mundo, el Dios hecho hombre que vino a redimir a la humanidad del pecado? Esto significa que Dios, en su infinita misericordia, al tiempo que nos crea libres, nos quiere perfectos y limpios de pecado.

Por lo tanto, el primer paso para recibir al Niño Jesús, no es poner un bonito nacimiento, ni un árbol de Navidad, sino pedir perdón por nuestros pecados, hincándonos en el confesionario y disculpándonos con Nuestro Padre Dios (y con las personas a las que hemos ofendido) por todas esas actitudes que nos han alejado de Él.

Este sí que sería un excelente primer paso para comenzar el Adviento y preparar la Navidad. Por supuesto que no significa que omitamos el arbolito y las luces y los adornos y el nacimiento. Esas cosas bellas también le encantan a Dios. Pero primero lo primero, ¿no creen?

Consejo Número Dos: Navidad siempre se relaciona, en nuestras sociedades urbanas, con un despilfarro excesivo y derroche, no sólo de dinero, sino también de tiempo con todas las fiestas y parrandas que pertenecen a la famosa Maratón Guadalupe-Reyes. Si bien Jesucristo sabía que los festejos del ser humano son una forma de agradar a Nuestro Padre Dios (no por nada convirtió el agua en vino en las Bodas de Caná y celebró la Pascua con sus Discípulos), estoy seguro de que le entristece ver que, con la excusa de los festejos, las personas pierden su dignidad embriagándose con alcohol y drogas, favoreciendo la violencia y la desintegración de la familia.

Un excelente segundo consejo, es tomar los festejos Navideños con mesura y nunca olvidar que la Navidad se festeja porque Jesús vino a enseñarnos que Él es el camino que lleva a Dios… Esto significa que creyendo en Él y (sobre todo) SIENDO COMO ÉL, SIGUIENDO SU EJEMPLO, podremos participar del Reino de Dios.

Consejo Número Tres: ¿Recuerdan aquél pasaje del Evangelio en el que Jesús nos recuerda que toda aquélla obra de misericordia que hiciéramos para el más pequeño de nuestros hermanos, realmente la haríamos para Él? Pues caray, hagamos un pequeño esfuerzo. Uno pequeñito. ¿Por qué no, en este tiempo de Adviento, en vez de despilfarrar nuestro dinero y planear lo que regalaremos en Navidad a todas esas personas que todo tienen (nuestros amigos, nuestros padres, nuestros hijos, etc.), en vez de eso, mejor organizamos un intercambio de regalos con las personas que viven en la calle (y les regalamos esas cosas buenas que le regalaríamos a nuestros hijos), o vamos a la sala de urgencias de un hospital y llevamos uno de esos manjares que cenamos la noche del 24 a la gente que en esos momentos vive una situación de dolor)? ¿Por qué no vamos a la cárcel a hacerle más llevadera la noche a los presos y a sus familiares, o invitamos a esa tía o amigo amargados a los que nadie invita porque “son conflictivos” o “no son de nuestra clase”, o “nos caen mal”?

Seguro que alguna de estas acciones, sería una tercera gran forma de recibir a Jesús en nuestro corazón.

Consejo Especial: Y por último, concluyo con lo mejor. ¿No les parecería genial, poder disfrutar en Navidad del Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor a través de la comunión? Ése sí que será un acto sublime que podremos realizar para REALMENTE recibir a Jesús en Nuestra Alma. He aquí el cuarto y último consejo para festejar esta Navidad. Finalmente, Comulgar sí que es motivo de Fiesta porque Jesús no sólo vino a salvarnos, también se quedó aquí, con nosotros, para siempre.

Wednesday, November 11, 2009

Es más fácil ser billonario que ganar la lotería (Borrador)

En algún momento de mi vida, yo también fui ludópata. ¿Extraño? Para quienes me conocen y a penas leen esta revelación, seguramente se sentirán conmocionados. Sin embargo es cierto. Fui un empedernido ludópata que pensaba seriamente en, algún día, hacerse de la bolsa de alguna de las loterías en México.

Afortunadamente, después de tener varios problemas financieros graves en la segunda mitad de mis 20, tuve la oportunidad de aprender de un sinnúmero de asesores y literatura financiera para entender el porqué de mis fracasos financieros. Ahora, después de mis primeros fracasos, pero también después de los primeros éxitos que con paso firme he alcanzado este año para conseguir el éxito financiero, quiero explicarles porqué es más problable ser billonario que hacerse rico a través de la lotería.

Hoy descubrí, que es más probable hacerse billonario que hacerse millonario a través de la lotería. Este es mi razonamiento:

Revisando un sitio de Internet, llamado trillonario.com (lo consulté porque el fin de semana encontré un sitio en donde se denunciaban los comerciales de trillonario.com como unos de los más irritantes), descubrí una estadística muy interesante, acerca de las tasas de éxito de una lotería española. A continuación muestro las cifras duras:

DivisionesCoincidenciasProbabilidades de ganar
1 premio5+11:31,625,100
2 premio51:3,513,900
3 premio4+11:129,082
4 premio41:14,342
5 premio3+11:2,689
6 premio31:299
7 premio2+11:172
8 premio21:19
9 premio0+11:10


¿Qué significan esas cifras?

Para ganar el primer premio (5 millones de Euros, aproximadamente), existe una posibilidad en casi 32 millones de combinaciones numéricas.

Haciendo un análisis más profundo (obviamente, sin considerar algunas variables como la frecuencia en la que se realizan los sorteos), descubrí que por ejemplo, la revista Forbes considera que en México existen alrededor de 7 billonarios, entre los que destacan Carlos Slim, Alberto Bailleres y Ricardo Salinas Pliego. Esto significa que, si en México habemos 100 millones de mexicanos y existen 7 billonarios, entonces hay un billonario por cada 14 millones de habitantes... Si se compara con el hecho de que sólo hay un ganador del premio mayor por cada 32 millones de boletos de la lotería, podemos concluir que es mucho más probable ser billonario (ser una persona que tiene más de mil millones de dólares en activos), que ser un ganador de un premio que a penas da 5 millones de Euros.

Por esta y por muchas otras razones, he dejado de jugar al melate y a la lotería y he empezado a invertir en activos.

Saludos

Luis

Wednesday, July 8, 2009

Los Pretextos

Como bien saben, con el objetivo de sanear mis finanzas, las cuáles no han sido del todo alentadoras por algunas decisiones incorrectas, decidí comenzar a invertir en una serie de activos que espero me generen el flujo de efectivo suficiente para poder pagar el dinero que debo a algunas personas y alcanzar algunos objetivos que me planteé desde hace algún tiempo.

En este marco, inauguré hace un mes, un expendio de pan y contraté a una empleada.

Platicando con ella, me hizo un comentario al cual reaccioné de inmediato y por el cuál estoy escribiendo este post, agregando un poco de pasión a mi abandonado blog.

-No sé si podré estudiar la universidad, porque en mi casa somos muchos y estamos pobres, y tengo que ayudar- dijo Mari un tanto desilusionada.
-Pues ¿cuántos son en tu casa? - pregunté con curiosidad.
-Somos 8 hermanos y mis papás.

Entonces me puse a reflexionar acerca de los pretextos que los seres humanos no ponemos para NO alcanzar nuestras metas.

En esta vida hay muchas Maris y no necesariamente son tan pobres, ni tienen tantos hermanos. ¡Caramba! ¿Qué Mari no podría ayudar más en su casa, si estudiara una carrera universitaria?

Pues sí, nos encanta consentirnos y decir que no podremos... "Es que es difícil...", "es que tengo que...", "es que no puedo..." "es que me da miedo....", "es que tengo derecho a descansar...." "es que prefiero vivir el presente....". Nos encanta dejarnos vencer por la adversidad y ponertos todos los pretextos.

Lo peor del caso, es que estoy seguro de que si analizamos los pretextos que todas las personas tienen para no ser exitosas, para no alcanzar sus sueños, podríamos ver que todos ellos son válidos y que de todos podríamos compadecernos. Sin embargo, cuando uno tiene objetivos claros, vence esos miedos, aniquila esos pretextos y se transforma en una persona nueva, soberana de sí misma que genera abundancia, pues sus deseos, se transforman en realidades.

Esto fue lo que le dije: "Mari, seguramente tú tendrás que hacer un doble esfuerzo, claro que tendrás que trabajar y tendrás que estudiar, tendrás que conseguir una beca y deberás apoyar en tu casa. Pero eso no significa que tengas que abandonar tus aspiraciones. Si te dedicas a consentirte ahora, entonces puedo ver que tu futuro será muy parecido al difícil presente que tienes ahora. Haz lo que tengas que hacer, pero no te compadezcas de ti misma".

Monday, June 22, 2009

It really is getting harder to outpace the other guys

It’s not just you. It really is getting harder to outpace the other guys. Our recent research finds that since the middle of the 1990s, which marked the mainstream adoption of the internet and commercial enterprise software, competition within the U.S. economy has accelerated to unprecedented levels. There are a number of possible reasons for this quickening, including M&A activity, the opening up of global markets, and companies’ continuing R&D efforts. However, we found that a central catalyst in this shift is the massive increase in the power of IT investments.

To better understand when and where IT confers competitive advantage in today’s economy, we studied all publicly traded U.S. companies in all industries from the 1960s through 2005, looking at relevant performance indicators from each (including sales, earnings, profitability, and market capitalization) and found some striking patterns: Since the mid-1990s, a new competitive dynamic has emerged—greater gaps between the leaders and laggards in an industry, more concentrated and winner-take-all markets, and more churn among rivals in a sector. Strikingly, this pattern closely matches the turbulent “creative destruction” mode of capitalism that was first predicted over 60 years ago by economist Joseph Schumpeter. This accelerated competition has coincided with a sharp increase in the quantity and quality of IT investments, as more organizations have moved to bolster (or altogether replace) their existing operating models using the internet and enterprise software. Tellingly, the changes in competitive dynamics are most apparent in precisely those sectors that have spent the most on information technology, even when we controlled for other factors.

This pattern is a familiar one in markets for digitized products like computer software and music. Those industries have long been dominated by both a winner-take-all dynamic and high turbulence, as each group of dominant innovators is threatened by succeeding waves of innovation. Consider how quickly Google supplanted Yahoo, which supplanted AltaVista and others that created the search engine market from nothing. Or the relative speed with which new recording artists can dominate sales in a category.

Most industries have historically been fairly immune from this kind of Schumpeterian competition. However, our findings show that the internet and enterprise IT are now accelerating competition within traditional industries in the broader U.S. economy. Why? Not because more products are becoming digital but because more processes are: Just as a digital photo or a web-search algorithm can be endlessly replicated quickly and accurately by copying the underlying bits, a company’s unique business processes can now be propagated with much higher fidelity across the organization by embedding it in enterprise information technology. As a result, an innovator with a better way of doing things can scale up with unprecedented speed to dominate an industry. In response, a rival can roll out further process innovations throughout its product lines and geographic markets to recapture market share. Winners can win big and fast, but not necessarily for very long.

CVS, Cisco, and Otis Elevator are among the many companies we’ve observed gaining a market edge by competing on technology-enabled processes—carefully examining their working methods, revamping them in interesting ways, and using readily available enterprise software and networking technologies to spread these process changes to far-flung locations so they’re executed the same way every time.

In the following pages, we’ll explore why the link between technology and competition has become much stronger and tighter since the mid-1990s, and we’ll clarify the roles that business leaders and enterprise technologies should play in this new environment. Competing at such high speeds isn’t easy, and not everyone will be able to keep up. The senior executives who do may realize not only greatly improved business processes but also higher market share and increased market value.

How Technology Has Changed Competition

The mid-1990s marked a clear discontinuity in competitive dynamics and the start of a period of innovation in corporate IT, when the internet and enterprise software applications—like enterprise resource management (ERP), customer relationship management (CRM), and enterprise content management (ECM)—became practical tools for business. Corporate investments in IT surged during this time—from about $3,500 spent per worker in 1994 to about $8,000 in 2005, according the U.S. Bureau of Economic Analysis (BEA). (See the exhibit “The IT Surge.”) At the same time, annual productivity growth in U.S. companies roughly doubled, after plodding along at about 1.4% for nearly 20 years. Much attention has been paid to the connection between productivity growth and the increase in IT investment. But hardly any has been directed to the nature of the link between IT and competitiveness. That’s why, with help from Harvard Business School researcher Michael Sorell and Feng Zhu, who’s now an assistant professor at USC, we set out two years ago to compare the increase in IT spending with various measures of competition, focusing on three quantifiable indicators: concentration, turbulence, and performance spread.

Sidebar Icon The IT Surge

In a concentrated or winner-take-all industry, just a few companies account for the bulk of the market share. For our study, we focused on the degree to which each industry became more or less concentrated over time. A sector is turbulent if the sales leaders in it are frequently leapfrogging one another in rank order. And finally the performance spread in an industry is large when the leaders and laggards differ greatly on standard performance measures such as return on assets, profit margins, and market capitalization per dollar of revenue—the kinds of numbers that matter a lot to senior managers and investors.

Friday, June 12, 2009

Lo que es imposible para los hombres

Lucas 18:27: "Èl les dijo: lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios".

En este momento me cuesta trabajo escribir explicando por qué pongo esta cita Bíblica en mi blog.

Sin embargo, yo sé que hace un año era imposible que algunas cosa en mi vida se configuraran tal como lo hacen hoy, llenas de fuerza y vivacidad, de entusiasmo para mí y para mi familia. Mañana comienza un gran proyecto y le pido a Dios fuerza y sabiduría para llevarlo a cabo.

Era imposible para mí, pero no fue imposible para Dios.

P.D.
Hoy cumple años Guadalupe, la mujer a quien amo. Felicidades, amor.