A veces la
creatividad representa cobardía. Valiente el que inventa, sí. Pero no el que
inventa cualquier cosa. Deja de ser valiente el que inventa desde el desamor.
El que se olvida de sus padres o los odia. Deja de ser valiente el que
renuncia. Renuncia a las promesas o al amor. Deja de ser valiente el que
reniega. El que se queja. Deja de ser valiente el que, dentro de su discurso de
libertad, sigue albergando, gotas de odio. Deja de ser valiente el que sólo critica
y el que deja de amar. El que se aparta por temer al conflicto (Cuando
apartarse resulta ser una faceta del odio). Es cobarde el que no se enfrenta,
el que no dialoga, el que no comprende. Deja de ser valiente el que huye cuando
las cosas cambian y no tiene fuerza de cambiarlas o, simplemente, de
aceptarlas.
Entonces,
hordas de migrantes. Entonces, ríos de extranjeros. Entonces, millones de
solitarios. Solitarios que no entienden. Solitarios que no comprenden.
Solitarios intolerantes que evangelizan con banderas de tolerancia.
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