¿En qué película de horror se captura a 43 jóvenes para matarlos... sólo por matarlos?
¿En qué película de espanto se aniquila la esperanza. Sólo por aniquilarla?
¿En qué cuento cruel, gris, obscuro, turbio, desolador, tomas a 43 personas llenas de ilusiones, a 43 inocentes y simplemente, te deshaces de ellos? ¿Para qué? Para mantener tu poder, para continuar con tu delincuencia, para incrementar tu riqueza o simplemente, por puntada.
No. No se necesita echar a volar la imaginación para pensar en un acto como estos. No se necesita. Basta que le eches un ojo a la historia. Y no, no me refiero a la historia antigua como cuando Herodes mandó matar a todos los niños menores de tres años porque en su reino no podían existir dos reyes o cuando Nerón incendió Roma.
No necesitas escuchar las terribles historias de Atila, ni de César o Alejandro Magno o Napoleón quienes sólo querían alimentar su imperio. Ni siquiera debes remontarte a la historia de hace 70 años ni recordar los campos de concentración Nazi o las dos detonaciones sobre Hiroshima y Nagasaki.
Basta que le eches un vistazo a la historia reciente. Eso basta.
¿En qué país puede caber una barbaridad como la de los jóvenes de Ayotzinapa? En el mismo país en donde se suma la crueldad. Donde existe un "pozolero", donde miles de personas se vuelven ricas envenenando con estupefacientes a otras... Donde otras miles están dispuestas a envenenarse a sí mismas con drogas. En un país donde año con año hay miles de muertos a manos del crimen organizado. Donde el secuestro es un modus vivendi, donde se engendran los "Mocha Orejas" y los "Mocha Dedos". Donde no se pagan impuestos, donde 20 personas pueden cerrar una carretera, donde los maestros invierten más tiempo en "sus luchas" que en las aulas, simplemente, porque nunca estamos conformes con nada. En el mismo país donde nadie lee, donde no hay una sola pared sin grafitis y donde todo nos da igual: Nos dan igual los niños que están en la calle y las personas que duermen en la calle. Nos da igual que en la colonia haya una vinatería donde también sabemos que se vende droga. En ese país donde los medios de comunicación ofrecen basura.
No me canso de decirlo: Maldecimos los efectos pero alimentamos las causas. Y no, no todo es culpa del gobierno.
¿Sabes en qué país es probable que pase lo de Ayotzinapa? En el mismo en el que, en vez de enseñar templanza, mesura y autocontrol, se enseña a los jóvenes que, si quieren sexo, tengan sexo, al fin y al cabo se les regalan condones... Y si no tuvieron condones... NO IMPORTA, las madres pueden ir a matar a sus propios hijos dentro de sus vientres.
¿En donde pasan este tipo de crueldades? En el mismo país donde las películas más taquilleras y las series más vistas, son aquéllas que exhaltan las hazañas de los gángsters, de los delincuentes. En el mismo país donde existen periódicos cuyas portadas muestran descabezados, mientras que en las contraportadas aparecen mujeres sin ropa.
¿Cómo esperamos que nuestros jóvenes estén protegidos? En México no hay nadie a salvo. Nadie protegido. Ni los jóvenes, ni los adultos, ni los bebés en el vientre de sus madres.
¿En qué historia de terror puede pasar lo de Ayotzinapa? En esta. En esta que vivimos. En esta que no queremos cambiar.
Friday, November 7, 2014
Wednesday, November 5, 2014
La verdad sobre la friend zone (La zona del amigo)
Recientemente vi un video que habla acerca de "la zona del amigo" (The friend zone). Esta mítica zona en la cual, supuestamente, un hombre ya no puede enamorar a una mujer, simplemente, porque son amigos.
Por experiencia propia y a base de observaciones, debo decirte que esa zona NO existe. Es decir, puedes ser amigo de una mujer y terminar enamorándola.
La zona del amigo sólo aparece cuando un hombre está obsesionado con una mujer y piensa que ella es la última Coca Cola del desierto.
Cuando el hombre ofrece amistad para pedir amor a cambio, si la mujer no se siente atraída al hombre, entonces... NO FUNCIONA.
Grandes amores pueden surgir de una gran amistad. El truco es: SABER VER LAS SEÑALES. El cortejo y la atracción dependen de muchos factores biológicos y psicológicos. Así que, si has pensado que una chava no te pela porque eres su amigo (porque entraste a la friend zone), deberás entender algunas otras cosas.
Cada cabeza es un mapa de recuerdos y de sueños que son difíciles de desentrañar. Puede ser que justo tu ropa le recuerde a un vecino que le caía mal o deteste tu forma de hablar porque tu voz se parece a la de un ladrón que la asaltó o que en su familia siempre se hayan burlado de la gente con cabello rizado (o lacio o pelirrojo o rubio) y que justo por eso no le gustes. Precisamente esto me recuerda a que en una ocasión a una chica no le gustaron mis manos (curiosamente, mi familia y algunas novias, siempre habían chuleado mis manos). Después entendí que el papá de esa chica era mecánico de trenes y su prototipo de manos bonitas eran unas manos toscas y rudas.
Para complementar lo anterior, también debes entender el ámbito biológico. Los estudios más recientes indican que, a través del olfato, solemos elegir a las parejas genéticamente compatibles y... si genéticamente no eres compatible con la chica, créeme, no habrá poder humano que haga que le gustes.
Veo a cientos de chicos que hacen de todo para agradar a la chava que les gusta. Sólo te quiero preguntar algo ¿en verdad te gustaría cambiar tu esencia sólo para agradar a una chica a la que no le agradas naturalmente? Si haces eso, te estarás devaluando. Denigrando. Y ahí sí, si dejas que te usen como tapete, no creo que le gustes a ninguna mujer.
Con lo anterior no quiero decir que no te mejores a ti mismo: Báñate, péinate, sé galante, habla correctamente, ponte loción para oler rico, trabaja muy duro para tener un coche o mejor ropa. Sé la mejor versión de ti mismo. Pero... Aún siendo la mejor versión de ti mismo, puede haber algunos detalles que van a hacer que JAMÁS la atraigas. Y lo peor de todo, es que ni siquiera ella podrá explicar la razón por la que no la atraes, simplemente, no la atraes.
He aprendido cientos de miles de trucos para atraer a una mujer. He leído libros, he ido a seminarios, he escuchado conferencias acerca de la atracción. He visto cómo muchos chicos se desviven pensando que si utilizan tal o cuál estrategia podrán tener en sus brazos a una mujer. Por supuesto, puedes luchar por ser más interesante y entender algunas cosas de la inteligencia social, de la atracción y de las relaciones humanas. Pero insisto, a pesar de eso... Si no atraes a una mujer, simplemente no la atraes, no te preguntes porqué.
Y si es así. Si estás enamorado de una chica que no te pela, a pesar de todos tus cortejos y tus detalles, sólo déjame decirte: NO te preocupes y sobre todo, NO te culpes. Una de las cosas increíbles de la vida humana es que, no importa qué tanto alguien deteste esas características de ti. Por cada chica que existe en el mundo que detesta algo que es inerente a ti (y que no es fundamentalmente malo), existen cientos de chicas que pueden quedar enamoradas de esos detalles: De ese humor simplón o de ese "tierno pesimismo", de esa lonjita o de esos huesos, de esos lentes o de esa barba, de esa calvicie o de ese pelo largo, de esa voz aguardientosa o de la frágil voz tipluda.
Así que, el problema no es que te hagas amigo de una chica que te gusta. El problema es que no le gustes a la chica que le ofreces amistad para pedirle amor a cambio.
¿La solución?
No, no seas amigo de una sola mujer. Sé amigo de todas las que puedas. Sal a bailar, al cine, platica por teléfono, mándales mensajitos por Whatsapp, inscríbete a clases de pintura o de arte o de cine o canta en un coro. Conócelas. Trata a todas como si fueran tu mamá o hermanas, con mucho respeto. Y... cuando pienses que alguien es la indicada, esmérate un poquito pero, sobre todo OBSERVA LAS SEÑALES. Si las señales comienzan a decir alto, alto, alto... No des preferencia especial a esa amiga. Justo eso es lo que rompe el corazón: Estar ilusionado por un amor que nunca llegará.
Las historias del cine romántico en donde la mujer que se resistía era porque realmente estaba perdidamente enamorada del hombre, suelen ser FALSAS (fantasías del director de cine o del escritor de la novela quienes en su soledad, no atinaron a enamorar a esa mujer sino a encerrarse durante meses para escribir un libro o un libreto). Si una mujer se resiste o te ignora sólo es por una razón: NO LE INTERESAS. Y ¿para qué perder meses o años de tu vida obsesionado por una mujer a la que no le interesas? Si no te frenas puedes comenzar a acosarla y eso en verdad es muy desagradable (me han contado).
Sí. Seguramente me dirás que esa chica es especial. Lo sé. Créeme. En mi vida le he dado ese lugar a cientos de chicas. Y cuando pasa el tiempo, me doy cuenta que... Esas chicas no eran tan especiales. Que eran seres humanos comunes y corrientes y que cualquier otra mujer puede ser igual de especial. Lo más importante de esa mujer especial es que termine enamorándose tan locamente de ti, como tú de ella. Que llene todas tus expectativas: Las físicas, las intelectuales, las espirituales y que, por supuesto, tú llenes las de ella. Eso sí que es especial. Las demás, son sólo ilusiones.
Quiero terminar diciéndote algo. No pienses que si eres amigo de una mujer, entonces no podrás tener una relación con ella. Todo lo contrario, creo que la base de una buena relación es una buena amistad. De una amistad puede surgir un gran amor. Simplemente, no esperes nada de una amistad que no da señales de compatibilidad y atracción. Créeme, si sigues este consejo te evitarás muchos desamores. Te lo dice el experto en desamores.
Por experiencia propia y a base de observaciones, debo decirte que esa zona NO existe. Es decir, puedes ser amigo de una mujer y terminar enamorándola.
La zona del amigo sólo aparece cuando un hombre está obsesionado con una mujer y piensa que ella es la última Coca Cola del desierto.
Cuando el hombre ofrece amistad para pedir amor a cambio, si la mujer no se siente atraída al hombre, entonces... NO FUNCIONA.
Grandes amores pueden surgir de una gran amistad. El truco es: SABER VER LAS SEÑALES. El cortejo y la atracción dependen de muchos factores biológicos y psicológicos. Así que, si has pensado que una chava no te pela porque eres su amigo (porque entraste a la friend zone), deberás entender algunas otras cosas.
Cada cabeza es un mapa de recuerdos y de sueños que son difíciles de desentrañar. Puede ser que justo tu ropa le recuerde a un vecino que le caía mal o deteste tu forma de hablar porque tu voz se parece a la de un ladrón que la asaltó o que en su familia siempre se hayan burlado de la gente con cabello rizado (o lacio o pelirrojo o rubio) y que justo por eso no le gustes. Precisamente esto me recuerda a que en una ocasión a una chica no le gustaron mis manos (curiosamente, mi familia y algunas novias, siempre habían chuleado mis manos). Después entendí que el papá de esa chica era mecánico de trenes y su prototipo de manos bonitas eran unas manos toscas y rudas.
Para complementar lo anterior, también debes entender el ámbito biológico. Los estudios más recientes indican que, a través del olfato, solemos elegir a las parejas genéticamente compatibles y... si genéticamente no eres compatible con la chica, créeme, no habrá poder humano que haga que le gustes.
Veo a cientos de chicos que hacen de todo para agradar a la chava que les gusta. Sólo te quiero preguntar algo ¿en verdad te gustaría cambiar tu esencia sólo para agradar a una chica a la que no le agradas naturalmente? Si haces eso, te estarás devaluando. Denigrando. Y ahí sí, si dejas que te usen como tapete, no creo que le gustes a ninguna mujer.
Con lo anterior no quiero decir que no te mejores a ti mismo: Báñate, péinate, sé galante, habla correctamente, ponte loción para oler rico, trabaja muy duro para tener un coche o mejor ropa. Sé la mejor versión de ti mismo. Pero... Aún siendo la mejor versión de ti mismo, puede haber algunos detalles que van a hacer que JAMÁS la atraigas. Y lo peor de todo, es que ni siquiera ella podrá explicar la razón por la que no la atraes, simplemente, no la atraes.
He aprendido cientos de miles de trucos para atraer a una mujer. He leído libros, he ido a seminarios, he escuchado conferencias acerca de la atracción. He visto cómo muchos chicos se desviven pensando que si utilizan tal o cuál estrategia podrán tener en sus brazos a una mujer. Por supuesto, puedes luchar por ser más interesante y entender algunas cosas de la inteligencia social, de la atracción y de las relaciones humanas. Pero insisto, a pesar de eso... Si no atraes a una mujer, simplemente no la atraes, no te preguntes porqué.
Y si es así. Si estás enamorado de una chica que no te pela, a pesar de todos tus cortejos y tus detalles, sólo déjame decirte: NO te preocupes y sobre todo, NO te culpes. Una de las cosas increíbles de la vida humana es que, no importa qué tanto alguien deteste esas características de ti. Por cada chica que existe en el mundo que detesta algo que es inerente a ti (y que no es fundamentalmente malo), existen cientos de chicas que pueden quedar enamoradas de esos detalles: De ese humor simplón o de ese "tierno pesimismo", de esa lonjita o de esos huesos, de esos lentes o de esa barba, de esa calvicie o de ese pelo largo, de esa voz aguardientosa o de la frágil voz tipluda.
Así que, el problema no es que te hagas amigo de una chica que te gusta. El problema es que no le gustes a la chica que le ofreces amistad para pedirle amor a cambio.
¿La solución?
No, no seas amigo de una sola mujer. Sé amigo de todas las que puedas. Sal a bailar, al cine, platica por teléfono, mándales mensajitos por Whatsapp, inscríbete a clases de pintura o de arte o de cine o canta en un coro. Conócelas. Trata a todas como si fueran tu mamá o hermanas, con mucho respeto. Y... cuando pienses que alguien es la indicada, esmérate un poquito pero, sobre todo OBSERVA LAS SEÑALES. Si las señales comienzan a decir alto, alto, alto... No des preferencia especial a esa amiga. Justo eso es lo que rompe el corazón: Estar ilusionado por un amor que nunca llegará.
Las historias del cine romántico en donde la mujer que se resistía era porque realmente estaba perdidamente enamorada del hombre, suelen ser FALSAS (fantasías del director de cine o del escritor de la novela quienes en su soledad, no atinaron a enamorar a esa mujer sino a encerrarse durante meses para escribir un libro o un libreto). Si una mujer se resiste o te ignora sólo es por una razón: NO LE INTERESAS. Y ¿para qué perder meses o años de tu vida obsesionado por una mujer a la que no le interesas? Si no te frenas puedes comenzar a acosarla y eso en verdad es muy desagradable (me han contado).
Sí. Seguramente me dirás que esa chica es especial. Lo sé. Créeme. En mi vida le he dado ese lugar a cientos de chicas. Y cuando pasa el tiempo, me doy cuenta que... Esas chicas no eran tan especiales. Que eran seres humanos comunes y corrientes y que cualquier otra mujer puede ser igual de especial. Lo más importante de esa mujer especial es que termine enamorándose tan locamente de ti, como tú de ella. Que llene todas tus expectativas: Las físicas, las intelectuales, las espirituales y que, por supuesto, tú llenes las de ella. Eso sí que es especial. Las demás, son sólo ilusiones.
Quiero terminar diciéndote algo. No pienses que si eres amigo de una mujer, entonces no podrás tener una relación con ella. Todo lo contrario, creo que la base de una buena relación es una buena amistad. De una amistad puede surgir un gran amor. Simplemente, no esperes nada de una amistad que no da señales de compatibilidad y atracción. Créeme, si sigues este consejo te evitarás muchos desamores. Te lo dice el experto en desamores.
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Thursday, July 3, 2014
Más allá de poses
Acabo de leer el comentario en Facebook de un amigo. Copio su comentario:
Si bien entiendo que no es agradable ver a una jovencita insultando, lo que me molesta mucho es que para hacer su "análisis", se base en una serie de creencias absurdas.
Voy a hablar claro respecto a los insultos ocasionados en un estadio de futbol.
1. Si no le molesta a Dios, no debería molestarnos a los hombres.
Que vergüenza la niña esa que canta contra Holanda. Grita tus ofensas al aire sin darse cuenta que son parte de la misma cultura machista, homofóbica y misógina que le pagará menos que a su contraparte masculina, la hará sentir acosada cuando camine por la calle y la llamará puta cuando haga algo que se desvíe ligeramente del camino trazado para las mujeres por la virgen María.
Si bien entiendo que no es agradable ver a una jovencita insultando, lo que me molesta mucho es que para hacer su "análisis", se base en una serie de creencias absurdas.
Voy a hablar claro respecto a los insultos ocasionados en un estadio de futbol.
1. Si no le molesta a Dios, no debería molestarnos a los hombres.
A veces, nos rasgamos las vestiduras por innumerables acciones que otros hacen y que nos molestan, o nos incomodan. Sin embargo, vivimos vidas de desapego, de hedonismo y frivolidad que en verdad molestan a Dios y tienen a la humanidad sumida en un mar de tristeza y desolación. Entendamos que los insultos que se hacen en un estadio (o en este caso, en un video), son BROMA. Aunque yo también en el estadio he gritado algún insulto, eso no significa que odie al rival. Incluso podría recibir en mi casa y quitarme el pan de la boca, por dárselo a un hermano necesitado del equipo contrario.
Para todas estas personas que están muy preocupados por los insultos que se hacen a raíz de un juego, yo les preguntaría ¿qué porcentaje de sus ingresos destinan para acabar con el hambre del mundo? y no me contesten que para eso pagan impuestos, porque impuestos los pagan todos los empleados y esos pagan la calle que usan, el alumbrado público que los ilumina, la recolección de su basura y los bienes y servicios que por el sólo hecho de habitar una ciudad como esta, se generan. ¿Cuántos días al año invierten para ir a hacer felices a los niños abandonados, a los desahuciados en los hospitales, a los presos en las cárceles o a las viudas?
Como seres humanos encontramos que es muy fácil criticar lo poco importante pero es muy difícil accionar sobre lo importante, sobre esas cosas que si todos hiciéramos, cambiarían radicalmente al mundo y no sobre una grosera, sí, pero inocua canción sobre futbol.
2. La virgen María no es un estereotipo de feminidad.
Por supuesto, cuando se ignora la relevancia de una persona y se quiere criticar ciegamente, es muy fácil poner de ejemplo a quien desconoces. No juzgo a mi amigo, pero tampoco voy a permitir que usen el nombre de la Virgen María sin saber el significado que ella tiene para los Católicos.
Si bien la Virgen María es para nosotros el prototipo femenino, ella no es un símbolo de feminidad. Es decir, las mujeres modernas no son Marianas por el hecho de que deban ser amas de casa modelo y esposas abnegadas. Las mujeres Marianas son Marianas porque intentan, en la medida de sus posibilidades, seguir la voluntad de Dios. María, es el ejemplo perfecto para todos, hombres y mujeres, pues ella cumple, en todo momento de su vida, la voluntad de Dios.
Y ¿Cuál es la voluntad de Dios? María lo revela en las bodas de Caná, con su célebre frase: "Hagan todo lo que Él les diga". Cuando María dice eso, deja de tener importancia y le brinda toda la importancia a Jesús. Finalmente es lo único que desea la Virgen María, que le hagamos caso a Jesús. De modo que las mujeres modernas pueden salir, bailar, estudiar, vestir jeans, cantar, trabajar, enamorarse, ser profesionistas, deportistas, actrices, artistas o activistas, mamás o solteras... Lo único que pide la virgen es que hagan la voluntad de Jesús.
3. La voluntad de Jesús nos libera.
Y cuando hablamos de la voluntad de Jesús, a veces somos demasiado críticos. Pensamos que vino a imponer pesadas cargas que, en vez de liberarnos, nos atan, nos limitan, nos detienen. Todo lo contrario.
Jesús da un mensaje de amor a nuestros semejantes y por medio del amor nos regocijamos en la comunidad con Dios a través del prójimo. Pero ¿cómo ama Jesús?
Claro, podemos pensar que los insultos provocados en un estadio son causa de desamor. Y cedo la razón hasta un pequeño punto. Un insulto puede romper la comunión entre dos personas y hacer que estas se enojen. Sin embargo (y es el punto de este post), un insulto en son de broma, no quebranta (para nada) la comunión entre 2 personas. Amar como Jesús, significa no quebrantar la paz a través de la ira, las mentiras, los asesinatos, las bajas pasiones, la lujuria, la pereza, el desamor a nuestros padres y nuestros semejantes, la soberbia o la envida. Amar como Jesús implica dar de comer al hambriento, de beber al sediento, vestir al desnudo, visitar al preso y al enfermo. Ocuparnos ACTIVAMENTE por quien necesita.
Por supuesto, en un mundo ideal, no nos gustaría insultar a nadie. Pero entendiendo que el futbol es un juego y que, finalmente Robben fingió una falta, en ese contexto yo puedo decir: Pinche Robben, Putos holandeses, y seguir comulgando. ¿Por qué? Porque sé que si me encontrara a Robben en la calle enfermo, vería la manera de ayudarlo... Aunque no dejaría de pensar que por su culpa... México perdió el partido.
Por favor, amigos... No seamos más papistas que el Papa, ni nos escandalicemos por lo que no debemos. Arremetamos mejor contra el aborto, contra la pobreza, contra la injusticia. No contra las bromas.
La cultura machista, misógina y homofóbica, que menciona mi amigo, no es más que una cultura de desamor y es justo la que condenan Jesús y la Virgen María. Jesús vino a darle el lugar a la mujer como persona, como compañera, como igual.
Monday, June 9, 2014
Hacer las cosas
Tengo una amiga que una vez se fue un año de retiro. Fue un año para servir, para encontrarse con Dios.
Ella siempre había sido una chica ejemplar. Incluso su papá me contó que en su casa le decían "La Santita". Siempre era muy servicial y amable con todo el mundo. Todo mundo le agradecía.
Cuando se fue de retiro, la primera noche, la encargada de la casa le pidió que pusiera la mesa. Sin renegar y con gusto, mi amiga puso la mesa para la cena en donde se sentarían todos lo que vivían en aquélla casa de retiro.
Una vez que puso la mesa, la encargada le dio una enseñanza maravillosa. Se le acercó, la tomó de los hombros, le besó los ojos y le dijo.
Linda, quiero que por favor levantes todos los platos y los cubiertos y vuelvas a poner la mesa.
Por supuesto, a mi amiga le extrañó mucho. La mesa estaba bien puesta. Ella sabía poner mesas. A pesar de ser una chica increíble y humilde, se extrañó mucho de lo que le decía su superiora y preguntó ¿por qué?
La superiora le dijo: Corazón. Eres una persona maravillosa. Sólo necesito que lo hagas con amor.
La primera vez que yo escuché la historia, me pareció una exageración. Pensé que en ese lugar de retiro eran un poco extraños. Finalmente, yo he pasado muchos años trabajando para el mundo corporativo y no me interesa mucho saber, si lo que le pido a mis empleados es hecho con amor. Simplemente me preocupa que lo hagan rápido y bien.
Sin embargo, últimamente me he dado cuenta de la importancia de hacer las cosas con amor. Generalmente, cuando hago algún favor o cuando presto algún servicio, no lo hago con amor. A veces estoy cansado o agobiado o triste o enojado y doy el servicio sólo porque lo tengo que hacer. A veces estoy feliz y contento y entonces sólo doy el servicio para lucirme, para que las personas me admiren. Ni por mi mente ni por mi alma pasa nunca la palabra AMOR.
Lamentablemente, aunque sé que Dios y algunas personas a mi alrededor toman en cuenta lo que hago (aunque lo haga con mala gana), cuando no hago las cosas con amor, mi actitud, muchas veces, es motivo de fricción, de enojo y de discordia. Entonces ocasiono un efecto que me molesta mucho: Todo lo bueno que hago, a pesar de haber sido duro o difícil; a pesar de haber estado bien hecho; a pesar de haberme tomado mucho tiempo y de haber ayudado a alguien, provoca que la gente se aleje de mí. Provoca que la gente desconfíe de mí. Noto que no tengo amigos, que la gente me tiene miedo y que estoy, en esencia, solo.
Por culpa de esa actitud, me han despedido de varios trabajos, mis amigos no me invitan a sus reuniones ni a sus bodas, no tengo novia y cada día que pasa, la coraza de mi alma se hace cada vez más gruesa, más dura, más infranqueable... Impenetrable.
He llegado a pensar incluso que, sin amor, sería preferible no hacer ningún favor, ni prestar ningún servicio. Es preferible decir que no puedes, que no tienes tiempo o buscar a alguien para que te ayude a realizar eso que te está costando trabajo. ¿Por qué? Porque cuando hay algo que no puedes hacer, generalmente no hay jueces. La gente entiende que no podías y punto. Se entiende que no tenías tiempo o que estabas cansado o que no estabas disponible... O simplemente que no quisiste hacerlo y eso se disculpa. Sin embargo, cuando haces algo a disgusto, con ira o con enojo, en verdad quedas en deuda con las personas.
No basta hacer las cosas, no basta hacerlas bien. Como diría San Pablo: Si no tengo amor, nada soy.
Ella siempre había sido una chica ejemplar. Incluso su papá me contó que en su casa le decían "La Santita". Siempre era muy servicial y amable con todo el mundo. Todo mundo le agradecía.
Cuando se fue de retiro, la primera noche, la encargada de la casa le pidió que pusiera la mesa. Sin renegar y con gusto, mi amiga puso la mesa para la cena en donde se sentarían todos lo que vivían en aquélla casa de retiro.
Una vez que puso la mesa, la encargada le dio una enseñanza maravillosa. Se le acercó, la tomó de los hombros, le besó los ojos y le dijo.
Linda, quiero que por favor levantes todos los platos y los cubiertos y vuelvas a poner la mesa.
Por supuesto, a mi amiga le extrañó mucho. La mesa estaba bien puesta. Ella sabía poner mesas. A pesar de ser una chica increíble y humilde, se extrañó mucho de lo que le decía su superiora y preguntó ¿por qué?
La superiora le dijo: Corazón. Eres una persona maravillosa. Sólo necesito que lo hagas con amor.
La primera vez que yo escuché la historia, me pareció una exageración. Pensé que en ese lugar de retiro eran un poco extraños. Finalmente, yo he pasado muchos años trabajando para el mundo corporativo y no me interesa mucho saber, si lo que le pido a mis empleados es hecho con amor. Simplemente me preocupa que lo hagan rápido y bien.
Sin embargo, últimamente me he dado cuenta de la importancia de hacer las cosas con amor. Generalmente, cuando hago algún favor o cuando presto algún servicio, no lo hago con amor. A veces estoy cansado o agobiado o triste o enojado y doy el servicio sólo porque lo tengo que hacer. A veces estoy feliz y contento y entonces sólo doy el servicio para lucirme, para que las personas me admiren. Ni por mi mente ni por mi alma pasa nunca la palabra AMOR.
Lamentablemente, aunque sé que Dios y algunas personas a mi alrededor toman en cuenta lo que hago (aunque lo haga con mala gana), cuando no hago las cosas con amor, mi actitud, muchas veces, es motivo de fricción, de enojo y de discordia. Entonces ocasiono un efecto que me molesta mucho: Todo lo bueno que hago, a pesar de haber sido duro o difícil; a pesar de haber estado bien hecho; a pesar de haberme tomado mucho tiempo y de haber ayudado a alguien, provoca que la gente se aleje de mí. Provoca que la gente desconfíe de mí. Noto que no tengo amigos, que la gente me tiene miedo y que estoy, en esencia, solo.
Por culpa de esa actitud, me han despedido de varios trabajos, mis amigos no me invitan a sus reuniones ni a sus bodas, no tengo novia y cada día que pasa, la coraza de mi alma se hace cada vez más gruesa, más dura, más infranqueable... Impenetrable.
He llegado a pensar incluso que, sin amor, sería preferible no hacer ningún favor, ni prestar ningún servicio. Es preferible decir que no puedes, que no tienes tiempo o buscar a alguien para que te ayude a realizar eso que te está costando trabajo. ¿Por qué? Porque cuando hay algo que no puedes hacer, generalmente no hay jueces. La gente entiende que no podías y punto. Se entiende que no tenías tiempo o que estabas cansado o que no estabas disponible... O simplemente que no quisiste hacerlo y eso se disculpa. Sin embargo, cuando haces algo a disgusto, con ira o con enojo, en verdad quedas en deuda con las personas.
No basta hacer las cosas, no basta hacerlas bien. Como diría San Pablo: Si no tengo amor, nada soy.
Friday, June 6, 2014
Prohibiciones
A nadie nos gusta que nos prohíban nada. Las prohibiciones pueden hacer que nuestra libertad se coarte. Parece que si los seres humanos somos libres por naturaleza, no deberíamos tener ninguna prohibición. Incluso los peores críticos de las religiones y de los gobiernos, promueven ideas anarquistas que se elevan por encima de toda autoridad y creen en la libre e incuestionable determinación de los individuos.
Los que me conocen saben que no me gusta manejar y que los autos particulares me parecen, en general, medios ineficientes de transporte. Por eso, sólo utilizo mi auto cuando es absolutamente necesario, pero recorro la ciudad en metro, metrobús y sobre todo, en taxi. Me gusta mucho la frase de aquél político latinoamericano que dice: "Desarrollo, no es que los pobres tengan coche, sino que los ricos usen el transporte público". Gracias a ello he liberado a mi cuerpo y a mi mente del terrible estrés originado por el tránsito porque, cuando alguien más conduce por ti, tu mente puede enfocarse en todo aquéllo que debes hacer durante el día. Incluso puedes encontrar invaluables momentos para la lectura, espacios que muy probablemente, si eres tan ocupado como yo, no encontrarías en otro momento del día.
Hoy por la mañana, rumbo a uno de mis proyectos, abordé un taxi que tomaría periférico desde el sur, hasta las lomas. Si bien el conductor era un poco atrabancado (después de pasar un par de topes sin frenar, uno puede notar inmediatamente cuando el vehículo no es del taxista), no soy partidario de corregir el desempeño del chofer, a menos de que lo amerite. Una vez habiendo tomado el periférico y yendo arriba del límite de velocidad, el teléfono celular del conductor sonó y el taxista, sin siquiera pensarlo, soltó la mano izquierda del volante, miró quién llamaba y sin mayor recato, llevó el teléfono a su oído y comenzó a hablar.
Tuvo el chofer, la desventaja de tenerme a mí arriba de su auto. Un poco exhaltado le dije: "Amigo, podrías colgar tu teléfono, vienes a 100 km/h".
El chofer accedió a colgar pero muy molesto me gritó: "No vengo cotorreando, murió un familiar". Mientras me gritaba, en vez de tener la vista al frente, volteó a verme por el espejo retrovisor. Entonces le grité con energía. "Mantén tu vista al frente, vienes a 100 km/h". Entonces me replicó: "Mejor me salgo y tome otro taxi". Y por supuesto le dije: "Mira, llévame a donde te pedí, sólo maneja bien". Terminamos la discusión.
2 minutos más adelante encontramos un embotellamiento y su velocidad no excedió los 30 km/h.
Por supuesto, dadas las circunstancias del incidente, y el grado de ira que manifestó el taxista, yo no habría podido discutir con él y explicarle con detalle los cientos de razones por los cuales no es nada recomendable tomar una llamada (del modo que la tomó, sin un manos libres) a 100 km/h sobre el periféfico. Por eso tuve que utilizar mi potente voz grave y simplemente dar órdenes. Tuve que prohibir. Y justamente por esta razón escribo este artículo. Los anarquistas radicales proponen que la libertad debería implicar la abolición de las prohibiciones (cada vez que utilizo el verbo abolir, me gusta preguntarle a la gente si saben conjugar el verbo). Sin embargo, la libertad inculta, ignorante, supina puede ocasionar consecuencias que supriman la verdadera libertad.
Tal es el caso de los adolescentes que, buscando la libertad, se aficionan al tabaco, el alcohol, el sexo o las drogas y pierden, en un ejercicio de libertad, su propia libertad. Por supuesto, siempre hay voces que advierten a los adolescentes acerca de los peligros de abusar de las drogas o el sexo... Pero su ignorancia y posiblemente su necedad les impide ver el problema. Piensan que sólo se les prohíbe.
Ese fue el caso del taxista de unos cuarenta años que conducía hoy por la mañana. Su argumento fue tan inmaduro como el del alcohólico que dice que bebe porque le duele el alma. El taxista dijo: "contesto el teléfono a 100 km/h sobre el periférico porque un familiar murió". Por supuesto, no iba a seguir discutiendo con una persona enojada y que conduce un auto en el que yo voy. Pero lo primero que se me vino a la mente fue decirle: "Pues si contestas el teléfono a 100 km/h, hoy va a haber 2 muertos en tu familia".
Por supuesto, cuando uno se sube a un taxi, el taxista no sabe a quién lleva ni con quién habla. El taxista no sabe que soy ingeniero de una de las universidades más prestigiosas de México y que cuento con algunas certificaciones internacionales y que sé algunas cosas que él ignora. ¿Qué es lo que el taxista ignora y que yo sé?
Primero, que si vienes a 100 km/h y distraes tu vista un segundo para ver quién te llama, avanzas casi 30 metros a ciegas. Yo te pregunto ¿correrías con tus piernas a lo largo de 30 metros y a máxima velocidad con los ojos cerrados por un camino que no conoces? Claro que no, porque si te encuentras un obstáculo, te golpearías muy fuerte. Pues bien, si corres a máxima velocidad (y no eres Usain Bolt), seguramente no rebasarás los 15 km/h. ¿Qué te hace creer que es menos peligroso avanzar 30 metros a ciegas yendo 6 veces más rápido que si corrieras con tus piernas?
Segundo: Si sólo sostienes el volante con una mano a 100 km/h, es más probable que pierdas el control del auto. Piensa: si avanzas a 30 metros por segundo, un volantazo de un segundo puede hacer que te estrelles contra otro vehículo o contra el muro de contención... Y si el vehículo no tensa el volante conforme aumenta la velocidad (como no lo hacen los Tsurus), la probabilidad de dar un volantazo es más alta.
Tercero: Hablar por teléfono celular mientras conduces es una infracción al reglamento de tránsito.
Cuarto: El riesgo de tener un accidente automovilístico se ha aumentado de forma dramática desde que aparecieron los teléfonos celulares.
Quinto: Hay quienes afirman que ir viendo la pantalla del teléfono celular mientras se conduce, es como si se condujera completamente borracho.
Una vez escuché una frase en la que se afirmaba que a nadie se le tenía permitido pecar. Y por supuesto, los críticos de las religiones no comprenden el hecho. En general, los humanos ignoramos las consecuencias del pecado, aunque para los que nos gusta darle el privilegio de la duda a las religiones, podemos ver claramente sus terribles consecuencias.
Yo pregunto ¿Al chofer de ese taxi, le estaba permitido cometer una infracción al reglamento de tránsito, sólo porque su familiar había muerto? ¿Quién sufriría las consecuencias de tener un accidente conduciendo a 100 km/h?
Debemos ser humildes. Siempre hay alguien que sabe más que nosotros. En este caso, yo sabía mucho más acerca de cuestiones físicas que el taxista. Dios no va a suspender las leyes de la física, sólo porque uno de nuestros familiares tiene problemas o porque hay una emergencia en el trabajo. Si somos sensatos, a nadie le debería estar permitido ver la pantalla y contestar el teléfono celular conduciendo a 100 km/h. Sin importar las circunstancias.
Y siguiendo mi razonamiento, voy a extenderlo al caso de las religiones. Aunque no lo creo así, voy a suponer que ninguna de las religiones en el planeta es verdad revelada. Voy a suponer que no hay Dios que nos haya escrita con fuego, una ley en el corazón y que no mandó nunca a los hombres a escribir esa ley en sus libros sagrados y que las leyes Católicas son sólo un descubrimiento de un conjunto de hombres y mujeres que a lo largo de la historia, han encontrado las consecuencias catastróficas del pecado... Personas que durante siglos han estudiado el comportamiento humano y que han descubierto las 10 ó 12 cosas que más dañan al hombre. ¿No te gustaría darle el privilegio de la duda a esas personas, para no estrellar tu vida a 100 km/h?
Antes de rechazar una prohibición, cuestiónate ¿cuál es el origen de la prohibición? El taxista pudo haber pensado que yo le ordené que terminara su llamada, sólo porque estaba prohibido en el reglamento... Pero yo entiendo cuál es el origen de esa regla. Hay quienes afirman que el pecado no existe... Sólo te pido que te cuestiones ¿cuál crees que sea el origen del pecado? ¿Quién sabe, tal vez la prohibición te ayude a alcanzar tu verdadera libertad?
Yo hice la prueba, y me di cuenta de lo bueno que es el Señor.
Los que me conocen saben que no me gusta manejar y que los autos particulares me parecen, en general, medios ineficientes de transporte. Por eso, sólo utilizo mi auto cuando es absolutamente necesario, pero recorro la ciudad en metro, metrobús y sobre todo, en taxi. Me gusta mucho la frase de aquél político latinoamericano que dice: "Desarrollo, no es que los pobres tengan coche, sino que los ricos usen el transporte público". Gracias a ello he liberado a mi cuerpo y a mi mente del terrible estrés originado por el tránsito porque, cuando alguien más conduce por ti, tu mente puede enfocarse en todo aquéllo que debes hacer durante el día. Incluso puedes encontrar invaluables momentos para la lectura, espacios que muy probablemente, si eres tan ocupado como yo, no encontrarías en otro momento del día.
Hoy por la mañana, rumbo a uno de mis proyectos, abordé un taxi que tomaría periférico desde el sur, hasta las lomas. Si bien el conductor era un poco atrabancado (después de pasar un par de topes sin frenar, uno puede notar inmediatamente cuando el vehículo no es del taxista), no soy partidario de corregir el desempeño del chofer, a menos de que lo amerite. Una vez habiendo tomado el periférico y yendo arriba del límite de velocidad, el teléfono celular del conductor sonó y el taxista, sin siquiera pensarlo, soltó la mano izquierda del volante, miró quién llamaba y sin mayor recato, llevó el teléfono a su oído y comenzó a hablar.
Tuvo el chofer, la desventaja de tenerme a mí arriba de su auto. Un poco exhaltado le dije: "Amigo, podrías colgar tu teléfono, vienes a 100 km/h".
El chofer accedió a colgar pero muy molesto me gritó: "No vengo cotorreando, murió un familiar". Mientras me gritaba, en vez de tener la vista al frente, volteó a verme por el espejo retrovisor. Entonces le grité con energía. "Mantén tu vista al frente, vienes a 100 km/h". Entonces me replicó: "Mejor me salgo y tome otro taxi". Y por supuesto le dije: "Mira, llévame a donde te pedí, sólo maneja bien". Terminamos la discusión.
2 minutos más adelante encontramos un embotellamiento y su velocidad no excedió los 30 km/h.
Por supuesto, dadas las circunstancias del incidente, y el grado de ira que manifestó el taxista, yo no habría podido discutir con él y explicarle con detalle los cientos de razones por los cuales no es nada recomendable tomar una llamada (del modo que la tomó, sin un manos libres) a 100 km/h sobre el periféfico. Por eso tuve que utilizar mi potente voz grave y simplemente dar órdenes. Tuve que prohibir. Y justamente por esta razón escribo este artículo. Los anarquistas radicales proponen que la libertad debería implicar la abolición de las prohibiciones (cada vez que utilizo el verbo abolir, me gusta preguntarle a la gente si saben conjugar el verbo). Sin embargo, la libertad inculta, ignorante, supina puede ocasionar consecuencias que supriman la verdadera libertad.
Tal es el caso de los adolescentes que, buscando la libertad, se aficionan al tabaco, el alcohol, el sexo o las drogas y pierden, en un ejercicio de libertad, su propia libertad. Por supuesto, siempre hay voces que advierten a los adolescentes acerca de los peligros de abusar de las drogas o el sexo... Pero su ignorancia y posiblemente su necedad les impide ver el problema. Piensan que sólo se les prohíbe.
Ese fue el caso del taxista de unos cuarenta años que conducía hoy por la mañana. Su argumento fue tan inmaduro como el del alcohólico que dice que bebe porque le duele el alma. El taxista dijo: "contesto el teléfono a 100 km/h sobre el periférico porque un familiar murió". Por supuesto, no iba a seguir discutiendo con una persona enojada y que conduce un auto en el que yo voy. Pero lo primero que se me vino a la mente fue decirle: "Pues si contestas el teléfono a 100 km/h, hoy va a haber 2 muertos en tu familia".
Por supuesto, cuando uno se sube a un taxi, el taxista no sabe a quién lleva ni con quién habla. El taxista no sabe que soy ingeniero de una de las universidades más prestigiosas de México y que cuento con algunas certificaciones internacionales y que sé algunas cosas que él ignora. ¿Qué es lo que el taxista ignora y que yo sé?
Primero, que si vienes a 100 km/h y distraes tu vista un segundo para ver quién te llama, avanzas casi 30 metros a ciegas. Yo te pregunto ¿correrías con tus piernas a lo largo de 30 metros y a máxima velocidad con los ojos cerrados por un camino que no conoces? Claro que no, porque si te encuentras un obstáculo, te golpearías muy fuerte. Pues bien, si corres a máxima velocidad (y no eres Usain Bolt), seguramente no rebasarás los 15 km/h. ¿Qué te hace creer que es menos peligroso avanzar 30 metros a ciegas yendo 6 veces más rápido que si corrieras con tus piernas?
Segundo: Si sólo sostienes el volante con una mano a 100 km/h, es más probable que pierdas el control del auto. Piensa: si avanzas a 30 metros por segundo, un volantazo de un segundo puede hacer que te estrelles contra otro vehículo o contra el muro de contención... Y si el vehículo no tensa el volante conforme aumenta la velocidad (como no lo hacen los Tsurus), la probabilidad de dar un volantazo es más alta.
Tercero: Hablar por teléfono celular mientras conduces es una infracción al reglamento de tránsito.
Cuarto: El riesgo de tener un accidente automovilístico se ha aumentado de forma dramática desde que aparecieron los teléfonos celulares.
Quinto: Hay quienes afirman que ir viendo la pantalla del teléfono celular mientras se conduce, es como si se condujera completamente borracho.
Una vez escuché una frase en la que se afirmaba que a nadie se le tenía permitido pecar. Y por supuesto, los críticos de las religiones no comprenden el hecho. En general, los humanos ignoramos las consecuencias del pecado, aunque para los que nos gusta darle el privilegio de la duda a las religiones, podemos ver claramente sus terribles consecuencias.
Yo pregunto ¿Al chofer de ese taxi, le estaba permitido cometer una infracción al reglamento de tránsito, sólo porque su familiar había muerto? ¿Quién sufriría las consecuencias de tener un accidente conduciendo a 100 km/h?
Debemos ser humildes. Siempre hay alguien que sabe más que nosotros. En este caso, yo sabía mucho más acerca de cuestiones físicas que el taxista. Dios no va a suspender las leyes de la física, sólo porque uno de nuestros familiares tiene problemas o porque hay una emergencia en el trabajo. Si somos sensatos, a nadie le debería estar permitido ver la pantalla y contestar el teléfono celular conduciendo a 100 km/h. Sin importar las circunstancias.
Y siguiendo mi razonamiento, voy a extenderlo al caso de las religiones. Aunque no lo creo así, voy a suponer que ninguna de las religiones en el planeta es verdad revelada. Voy a suponer que no hay Dios que nos haya escrita con fuego, una ley en el corazón y que no mandó nunca a los hombres a escribir esa ley en sus libros sagrados y que las leyes Católicas son sólo un descubrimiento de un conjunto de hombres y mujeres que a lo largo de la historia, han encontrado las consecuencias catastróficas del pecado... Personas que durante siglos han estudiado el comportamiento humano y que han descubierto las 10 ó 12 cosas que más dañan al hombre. ¿No te gustaría darle el privilegio de la duda a esas personas, para no estrellar tu vida a 100 km/h?
Antes de rechazar una prohibición, cuestiónate ¿cuál es el origen de la prohibición? El taxista pudo haber pensado que yo le ordené que terminara su llamada, sólo porque estaba prohibido en el reglamento... Pero yo entiendo cuál es el origen de esa regla. Hay quienes afirman que el pecado no existe... Sólo te pido que te cuestiones ¿cuál crees que sea el origen del pecado? ¿Quién sabe, tal vez la prohibición te ayude a alcanzar tu verdadera libertad?
Yo hice la prueba, y me di cuenta de lo bueno que es el Señor.
Thursday, June 5, 2014
La Duda
Está de moda. Hoy discuten los legisladores si las niñas de doce años pueden abortar sin consultar a sus padres. Se discute si los adolescentes pueden pedir su cambio de sexo. Se escudan en la bandera del laicismo. Inculcan en las escuelas públicas que esa es la verdad, fuera de ninguna creencia. La verdad real, científica, inmutable, incuestionable. Como si eso que promueven no fuera también basado en creencias.
Hoy, los legisladores quieren dar poder a nuestros adolescentes, a nuestros niños, el poder de decidir sobre la vida y la muerte. El poder de llevar un capricho al extremo. El capricho del cambio de sexo o del asesinato de un niño. Como si no entendieran los caprichos de los adolescentes: hoy anhelan un tatuaje, mañana fumar marihuana, luego hacerse un piercing ¿y después?
Para reforzar la estupidez, los legisladores no sólo abogan por el derecho de los adolescentes a abortar, sino que además, estipulan un derecho que les permite viajar y divertirse. Por un lado los tratan como adultos y por otro, los tratan como idiotas, como niños mimados a los que deben darles permiso de "pasarla bien". Como si en la vida no tuvieran que luchar fuertemente por lo que quieren y anhelan, trabajar por lo que en verdad vale la pena.
Sigo a santa Teresa. Nada me turba. Nada me espanta. Tal vez antes, habría escrito de forma apasionada, dando cientos de argumentos teológicos acerca de la maldad del acto. Argumentos científicos que demostraran que los procesos hormonales de los adolescentes, no los hacen aptos para tomar decisiones que afecten el resto de sus vidas. Pero no voy a hacerlo. No porque me canse. A diario recibo comentarios de personas que atacan la verdad y respondo siempre con contundencia, aunque muchas personas no entiendan razones.
¿Qué importa la ley? Durante toda la historia, han existido gobernantes perversos que imponen leyes perversas. Leyes que afectan a la gran mayoría de las personas y que terminan aniquilando a las sociedades. Pero siempre han existido grupos de personas que optan por la moral y el sentido común que conlleva.
Amigos: No importa cuántas leyes se promulguen para promover que las mujeres aborten. No importa cuánto quieran convencer a nuestros adolescentes que las relaciones homosexuales les darán libertad y plenitud. Muy en el fondo, en esa soledad que todos tenemos; dentro de esa intimidad de la habitación en la que nadie puede entrar. En ese terrible silencio de la enfermedad, de la tristeza, de la oscuridad, donde reina la paz, sé que en cada persona que hoy proclama el aborto como la solución a los males de las mujeres embarazadas, que en cada persona convencida de encontrar la felicidad con una pareja del mismo sexo, siempre aparecerá la duda. Esa duda terrible que nos ataca a todos los que hacemos el mal. Esa duda que les hará preguntarse ¿y si ese bebé que llevo en el vientre me ama, me siente, me entiende? ¿Y si ese bebé será inteligente, bello, grandioso? ¿y si yo mereciera un príncipe azul o una princesa que me ame con plenitud? ¿Y si el único amor verdadero es ese amor fecundo que forma familias completas, llenas de hijos y de una pareja que se complementa en cuerpo y alma? ¿Y si todo por lo que he luchado es basura?
Unos tenemos la certeza. Quien promueve el mal siempre tendrá la duda. Sé que tengo que amar incluso al que promueve estupideces. Y lo amo, hasta el límite de la paciencia. Jamás juzgaré a la persona particular que decida un tipo de vida. En mi pecho siempre habrá un abrazo para ese hermano gay, esa amiga lesbiana, esa chica que abortó. Siempre habrá una palabra de aliento para el que la pida. Pero al mismo tiempo, siempre existirá la fe, el silencio de Aquél que conoce mis pensamientos. La paciencia del que espera millones de años para que aparezca una célula. Y por eso espero. Espero. Espero.
Hoy, los legisladores quieren dar poder a nuestros adolescentes, a nuestros niños, el poder de decidir sobre la vida y la muerte. El poder de llevar un capricho al extremo. El capricho del cambio de sexo o del asesinato de un niño. Como si no entendieran los caprichos de los adolescentes: hoy anhelan un tatuaje, mañana fumar marihuana, luego hacerse un piercing ¿y después?
Para reforzar la estupidez, los legisladores no sólo abogan por el derecho de los adolescentes a abortar, sino que además, estipulan un derecho que les permite viajar y divertirse. Por un lado los tratan como adultos y por otro, los tratan como idiotas, como niños mimados a los que deben darles permiso de "pasarla bien". Como si en la vida no tuvieran que luchar fuertemente por lo que quieren y anhelan, trabajar por lo que en verdad vale la pena.
Sigo a santa Teresa. Nada me turba. Nada me espanta. Tal vez antes, habría escrito de forma apasionada, dando cientos de argumentos teológicos acerca de la maldad del acto. Argumentos científicos que demostraran que los procesos hormonales de los adolescentes, no los hacen aptos para tomar decisiones que afecten el resto de sus vidas. Pero no voy a hacerlo. No porque me canse. A diario recibo comentarios de personas que atacan la verdad y respondo siempre con contundencia, aunque muchas personas no entiendan razones.
¿Qué importa la ley? Durante toda la historia, han existido gobernantes perversos que imponen leyes perversas. Leyes que afectan a la gran mayoría de las personas y que terminan aniquilando a las sociedades. Pero siempre han existido grupos de personas que optan por la moral y el sentido común que conlleva.
Amigos: No importa cuántas leyes se promulguen para promover que las mujeres aborten. No importa cuánto quieran convencer a nuestros adolescentes que las relaciones homosexuales les darán libertad y plenitud. Muy en el fondo, en esa soledad que todos tenemos; dentro de esa intimidad de la habitación en la que nadie puede entrar. En ese terrible silencio de la enfermedad, de la tristeza, de la oscuridad, donde reina la paz, sé que en cada persona que hoy proclama el aborto como la solución a los males de las mujeres embarazadas, que en cada persona convencida de encontrar la felicidad con una pareja del mismo sexo, siempre aparecerá la duda. Esa duda terrible que nos ataca a todos los que hacemos el mal. Esa duda que les hará preguntarse ¿y si ese bebé que llevo en el vientre me ama, me siente, me entiende? ¿Y si ese bebé será inteligente, bello, grandioso? ¿y si yo mereciera un príncipe azul o una princesa que me ame con plenitud? ¿Y si el único amor verdadero es ese amor fecundo que forma familias completas, llenas de hijos y de una pareja que se complementa en cuerpo y alma? ¿Y si todo por lo que he luchado es basura?
Unos tenemos la certeza. Quien promueve el mal siempre tendrá la duda. Sé que tengo que amar incluso al que promueve estupideces. Y lo amo, hasta el límite de la paciencia. Jamás juzgaré a la persona particular que decida un tipo de vida. En mi pecho siempre habrá un abrazo para ese hermano gay, esa amiga lesbiana, esa chica que abortó. Siempre habrá una palabra de aliento para el que la pida. Pero al mismo tiempo, siempre existirá la fe, el silencio de Aquél que conoce mis pensamientos. La paciencia del que espera millones de años para que aparezca una célula. Y por eso espero. Espero. Espero.
Saturday, January 11, 2014
¿Existe el Karma?
El Karma no existe, es una mera invención de las religiones dhármicas que intenta explicar los males que suceden en las personas. Se escuda en el hecho de que es una ley universal de acción y reacción pero no funciona como una ley física, sino como una ley cósmica que no se puede medir ni contabilizar y mucho menos, demostrar. Creer en el Karma no es compatible con la fe cristiana y sólo nos desalienta, nos hace creer que somos esclavos de un destino y provoca que las personas confíen en la venganza.
Estoy comenzando una serie de artículos que pretenden descubrir si, en efecto, todas las religiones son iguales, o al menos, buscan lo mismo.
Últimamente (aunque supongo que el argumento no es tan reciente), he escuchado de muchas personas, decir que todas las religiones buscan lo mismo, que todas las religiones son iguales. Y que por ende, no importa cuál de ellas elijas, estarás en lo correcto porque en todas las religiones se enseñan el mismo tipo de prácticas de amor y liberación.
Sin embargo, cuando averiguamos un poco, nos damos cuenta de que es falso. Completamente. Si bien algunas religiones intentan buscar la felicidad y trascendencia del hombre (la plena felicidad), estoy convencido de que muchas de ellas eligen los caminos erróneos. Y si una religión que dice buscar la felicidad, propone los caminos erróneos, entonces, amigos míos, es una religión falsa, incoherente y que por ende, busca la perdición del hombre.
Con esto no quiero decir que quien practique un credo con fe, sea necesariamente malo. Sólo quiero afirmar que la mentira en verdad destruye al hombre y que si las personas que nacen en alguna religión no hacen las adecuaciones pertinentes para no desviar el camino de su alma pueden terminar viviendo infiernos que los aten a la maldad del mundo.
Por ejemplo, muy de moda están algunas religiones orientales, en particular las dhármicas como el budismo y el hinduísmo que por diversas razones han sido adoptadas por países cuyas culturas no correspondían a esas religiones. Aunque en diferentes religiones la definición de Karma varía un poco, en esencia se entiende por Karma una ley cósmica, universal, invisible e inmensurable que explica porqué las personas sufren determinados males al haber ejecutado males en su pasado, pudiendo ser el pasado inmediato o el pasado de una reencarnación anterior.
Pues bien, el solo hecho de creer en el Karma puede llevar a la perdición del hombre al creer que el Universo conspirará en contra de las personas que obran mal o de los enemigos que nos atacan. El Karma supone la ausencia de perdón y libertad y el hecho de que deben pagarse todos los males que se han realizado sobre la tierra. Pensar en el Karma es pensar en que existe una especie de venganza que la vida se cobra cuando alguien nos ataca. Al pensar que no podemos hacernos justicia por nuestra propia mano, queremos que la divinidad vengue las injurias, los oprobios, los falsos testimonios, el odio, la ira y el crimen que otros cometen hacia nuestra persona.
Por otro lado, el Karma también intenta explicar que cuando estamos bien, tenemos éxitos y abundancia, significa que en nuestra vida hemos actuado de manera buena y como reacción se obtienen los bienes deseados.
En el cristianismo la percepción es completamente diferente. En Mateo 20, 1-16 podemos encontrar cómo Dios, Nuestro Padre, a pesar de ser infinitamente justo, también es infinitamente misericordioso. En la parábola de los trabajadores de la viña, nos damos cuenta que, personas que pudieron haber llevado una vida de males y pecado, pueden pertenecer al reino de Dios incluso si sólo al final de su vida logran trabajar para Él. La justicia de Dios es excelsa, magnífica, magnánima. La justicia de Dios puede retribuir el ciento por uno a los que luchan por su causa Marcos 10, 28-31 y nos exige que siempre perdonemos a nuestros hermanos y que jamás cobremos ojo por ojo y diente por diente (que sería una manera de simular una ley de acción y reacción). Nos pide que PERDONEMOS, hasta 70 veces 7, lo que en teología cristiana significa que perdonemos SIEMPRE, incluso cuando quien nos haya ofendido, no nos pida nuestro perdón. Mateo 18, 21-19,1.
Pues bien, cuando ponemos a competir al Karma contra el perdón, debe haber un ganador, pues ambos discrepan. La discrepancia es absoluta. No podemos creer que por un lado Dios actúa de manera vengativa con las personas que hacen mal y por otro lado exige que seamos justos a su manera, perdonando hasta 70 veces 7. Alguna de las dos opciones debe ser incorrecta y nos debe llevar a la perdición.
Si las personas actuáramos como dicen las religiones dhármicas que actúa el universo o la divinidad, viviríamos un infierno, como el que muchas veces vivimos cuando los individuos, las familias y las naciones hacen guerras, engendran odios y violencia, cobran ojo por ojo y diente por diente. ¿Cuál es la única actitud que nos puede llevar a la liberación? Seguir la ley que nos ha dado Dios: Perdonar. Y si fuimos hechos a imagen y semejanza de Dios Gen 1,27 en definitiva no podemos creer que Dios por un lado nos exija perdonar y por otro lado Él mismo o su propia creación posea una ley vengativa de "CAUSA Y EFECTO", similar a la ley física de la acción y la reacción. Y no sólo eso, sino que además vemos que el mundo no se comporta de manera Kármica. Personas que viven en el pecado, que roban, que matan, etc., pueden llevar vidas plenas, llenas de riqueza y abundancia, mientras que personas llenas de virtudes y talentos, pueden pasar enfermos y en la pobreza, de ahí que santa Teresa dijera: "Señor, si así tratas a tus amigos, por eso tienes tan pocos".
No sólo teológicamente, sino en la realidad, vemos que Dios no se comporta de manera Kármica. Muy por el contrario, nos pide que perdonemos siempre, que oremos por nuestros enemigos y además, vemos que personas con vidas disipadas y malvadas pueden tener vida de riquezas, placeres y abundancia.
En este sentido, no podemos creer que el Karma exista y mucho menos podemos pensar que es compatible con la religión verdadera, la que fundó el propio Cristo: La Católica, Apostólica y Romana.
Estoy comenzando una serie de artículos que pretenden descubrir si, en efecto, todas las religiones son iguales, o al menos, buscan lo mismo.
Últimamente (aunque supongo que el argumento no es tan reciente), he escuchado de muchas personas, decir que todas las religiones buscan lo mismo, que todas las religiones son iguales. Y que por ende, no importa cuál de ellas elijas, estarás en lo correcto porque en todas las religiones se enseñan el mismo tipo de prácticas de amor y liberación.
Sin embargo, cuando averiguamos un poco, nos damos cuenta de que es falso. Completamente. Si bien algunas religiones intentan buscar la felicidad y trascendencia del hombre (la plena felicidad), estoy convencido de que muchas de ellas eligen los caminos erróneos. Y si una religión que dice buscar la felicidad, propone los caminos erróneos, entonces, amigos míos, es una religión falsa, incoherente y que por ende, busca la perdición del hombre.
Con esto no quiero decir que quien practique un credo con fe, sea necesariamente malo. Sólo quiero afirmar que la mentira en verdad destruye al hombre y que si las personas que nacen en alguna religión no hacen las adecuaciones pertinentes para no desviar el camino de su alma pueden terminar viviendo infiernos que los aten a la maldad del mundo.
Por ejemplo, muy de moda están algunas religiones orientales, en particular las dhármicas como el budismo y el hinduísmo que por diversas razones han sido adoptadas por países cuyas culturas no correspondían a esas religiones. Aunque en diferentes religiones la definición de Karma varía un poco, en esencia se entiende por Karma una ley cósmica, universal, invisible e inmensurable que explica porqué las personas sufren determinados males al haber ejecutado males en su pasado, pudiendo ser el pasado inmediato o el pasado de una reencarnación anterior.
Pues bien, el solo hecho de creer en el Karma puede llevar a la perdición del hombre al creer que el Universo conspirará en contra de las personas que obran mal o de los enemigos que nos atacan. El Karma supone la ausencia de perdón y libertad y el hecho de que deben pagarse todos los males que se han realizado sobre la tierra. Pensar en el Karma es pensar en que existe una especie de venganza que la vida se cobra cuando alguien nos ataca. Al pensar que no podemos hacernos justicia por nuestra propia mano, queremos que la divinidad vengue las injurias, los oprobios, los falsos testimonios, el odio, la ira y el crimen que otros cometen hacia nuestra persona.
Por otro lado, el Karma también intenta explicar que cuando estamos bien, tenemos éxitos y abundancia, significa que en nuestra vida hemos actuado de manera buena y como reacción se obtienen los bienes deseados.
En el cristianismo la percepción es completamente diferente. En Mateo 20, 1-16 podemos encontrar cómo Dios, Nuestro Padre, a pesar de ser infinitamente justo, también es infinitamente misericordioso. En la parábola de los trabajadores de la viña, nos damos cuenta que, personas que pudieron haber llevado una vida de males y pecado, pueden pertenecer al reino de Dios incluso si sólo al final de su vida logran trabajar para Él. La justicia de Dios es excelsa, magnífica, magnánima. La justicia de Dios puede retribuir el ciento por uno a los que luchan por su causa Marcos 10, 28-31 y nos exige que siempre perdonemos a nuestros hermanos y que jamás cobremos ojo por ojo y diente por diente (que sería una manera de simular una ley de acción y reacción). Nos pide que PERDONEMOS, hasta 70 veces 7, lo que en teología cristiana significa que perdonemos SIEMPRE, incluso cuando quien nos haya ofendido, no nos pida nuestro perdón. Mateo 18, 21-19,1.
Pues bien, cuando ponemos a competir al Karma contra el perdón, debe haber un ganador, pues ambos discrepan. La discrepancia es absoluta. No podemos creer que por un lado Dios actúa de manera vengativa con las personas que hacen mal y por otro lado exige que seamos justos a su manera, perdonando hasta 70 veces 7. Alguna de las dos opciones debe ser incorrecta y nos debe llevar a la perdición.
Si las personas actuáramos como dicen las religiones dhármicas que actúa el universo o la divinidad, viviríamos un infierno, como el que muchas veces vivimos cuando los individuos, las familias y las naciones hacen guerras, engendran odios y violencia, cobran ojo por ojo y diente por diente. ¿Cuál es la única actitud que nos puede llevar a la liberación? Seguir la ley que nos ha dado Dios: Perdonar. Y si fuimos hechos a imagen y semejanza de Dios Gen 1,27 en definitiva no podemos creer que Dios por un lado nos exija perdonar y por otro lado Él mismo o su propia creación posea una ley vengativa de "CAUSA Y EFECTO", similar a la ley física de la acción y la reacción. Y no sólo eso, sino que además vemos que el mundo no se comporta de manera Kármica. Personas que viven en el pecado, que roban, que matan, etc., pueden llevar vidas plenas, llenas de riqueza y abundancia, mientras que personas llenas de virtudes y talentos, pueden pasar enfermos y en la pobreza, de ahí que santa Teresa dijera: "Señor, si así tratas a tus amigos, por eso tienes tan pocos".
No sólo teológicamente, sino en la realidad, vemos que Dios no se comporta de manera Kármica. Muy por el contrario, nos pide que perdonemos siempre, que oremos por nuestros enemigos y además, vemos que personas con vidas disipadas y malvadas pueden tener vida de riquezas, placeres y abundancia.
En este sentido, no podemos creer que el Karma exista y mucho menos podemos pensar que es compatible con la religión verdadera, la que fundó el propio Cristo: La Católica, Apostólica y Romana.
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