Ya sé que este post lleva el título, por un lado, de una de las obras más conocidas de San Agustín: La Ciudad de Dios y por otro, el nombre de un programa de Televisión llamado Extreme Makeover. Debo reconocer que nunca he leído la obra de San Agustín (mal por mí) a pesar de que uno de mis profesores de la Universidad, el erudito Dr. José de Jesús Barba, nos ofreció que si alguno de sus alumnos prometíamos leer la obra completa, él mismo nos la regalaría. Aunque siempre me ha gustado la filosofía y la teología, en ese entonces (y supongo que ahora tampoco) no tenía tiempo para leer obra tan densa y no fui de los que aceptó la oferta (si es que alguno de mis compañeros lo hizo). Sin embargo, sé que un día no muy lejano, leeré la obra completa y espero estar asesorado por expertos en temas Agustinianos para que pueda sacar mejor provecho de su lectura.
Sin embargo, el título de este post no fue llamado así porque quiera referirme a la dicha obra. Aunque definitivamente mucho influyeron mis años de escuela para que ahora yo titule así esta entrada, el título que elegí de Ciudad de Dios se debe a que, en muchas ocasiones, me he puesto a pensar cómo debería ser el cielo. Y claro, no me refiero al cielo físico que volteamos a ver arriba de nosotros durante las noches despejadas y que nos deleita la pupila con sus estrellas, ni al azul intenso que en el día nos cubre y nos llena de luz. Me refiero más bien a ese lugar en donde, los que creemos, sabemos que gozaremos de la presencia de Dios cuando muramos.
Y aunque no sé mucho al respecto, algo he escuchado acerca de las palabras que dijo Jesús en las que decía que el reino de Dios estaba cerca, y aunque hay mucha gente que estudia mucho para poder descifrar letra por letra el verdadero significado de las palabras de Jesús, cuando yo recuerdo esas palabras que dicen: "El reino de Dios está cerca", pienso en varias cosas. Primero, en que Él, Dios mismo, se hizo hombre en la plenitud de los tiempos. Hombre de carne y hueso, como el más desdichado de nosotros... Y como hombre vino a revelarnos las verdades simples que Dios, nuestro Padre, había puesto en nuestro corazón desde que fuimos creados pero que por soberbios y egoístas, queremos olvidar. Y claro, en el momento en el que Jesús viene a explicarnos con palitos y bolitas, con parábolas y con su ejemplo, qué es lo que El Padre espera de nuestras vidas humanas, el Reino de los Cielos se vuelve cercano a nosotros, porque deja de ser un misterio que debe ser revelado por gracia y se hace verdadera esa conversión de la que hemos oído mucho, esa conversión a través de la cual "el verbo, las palabras grabadas con fuego en nuestros corazones", se hacen "carne", es decir, realidad ante nuestros ojos a través de la persona de Jesucristo. Ya no es sólo la conciencia que Dios puso invisible a nosotros la que nos dicta cómo actuar, sino los ejemplos de El Mismo Dios hecho hombre.
Sin embargo, no es lo único en lo que pienso cuando recuerdo las palabras "El reino de Dios está cerca". En segundo lugar pienso en el momento de nuestra muerte. Hay una canción muy linda que dice "Soy tan sólo viento sediento y pronto me iré". Y es verdad... La vida dura sólo un instante y además, no podemos estar seguros del día exacto en que moriremos. Cuando pensamos que morir nos llevará al reino definitivo de Dios, también podemos estar seguros de que el Reino de Dios está cerca porque la vida es muy corta.
Pero en tercer lugar, y este es el motivo por el cual escribí mi post, cuando pienso en que el reino de Dios está cerca, pienso en que, a pesar de las tremendas estupideces que hemos hecho como humanos (guerras, mentiras, despilfarros, asesinatos, pobreza, desigualdad, intolerancia, desamor, odio, etc.) tengo fe en que los seres humanos, en conjunto, somos cada vez mejores. Cada día habemos más buenas personas. Cada día se construyen mejores lazos de amistad y concordia. Y creo que también eso significa que el Reino de Dios está cerca. Cada vez estamos más cerca de alcanzar la paz que Dios hizo para nosotros y cada vez estamos más cerca de que todo el mundo conozca a Jesús.
Por eso escribí este post, porque pienso que el programa de Extreme Makeover Home Edition, es un muy buen ejemplo de cómo los seres humanos construimos día a día la Ciudad de Dios en esta tierra y cómo me imagino que viviremos en el cielo en la definitiva Ciudad de Dios. Aunque sé que es un programa que lleva varios años al aire, yo nunca había visto completo ningún capítulo, hasta ayer. Para quien no lo haya disfrutado nunca, Extreme Makeover es un programa de televisión en el que se selecciona alguna familia con algún problema que pueda ser solucionado mediante la remodelación EXTREMA de su casa. En general se inscriben personas que no tienen una casa o que viven en casas con serios problemas para habitar en ellas. Adicionalmente, estas familias que se inscriben deben tener algún problema especial que les impida remodelar o conseguir por medios propios su casa. Generalmente estas familias también han sufrido la pérdida del proveedor principal del hogar o tienen en casa algún familiar con discapacidad.
Pues bien, la producción del programa escoge alguna familia con las características que les menciono y contratan a un grupo de expertos para que en 7 días, construyan una casa increíble. Para poder hacerlo, piden ayuda a todo el vecindario para crear un fondo para poder mandar a la familia de vacaciones durante 7 días y construir la casa. Es impresionante ver cómo el grupo de expertos construye una casa tan fantástica en tan poco tiempo y cómo todos: conductores del programa, diseñadores, constructores, comunidad y beneficiarios, funcionan como una gran familia que se ama para conseguir un objetivo común.
Retomando lo que decía hace algunos párrafos. Yo no sé cómo vaya a ser el cielo cuando muramos. A veces me gusta imaginar que va a ser un poco como aquí, en este mundo, pero perfecto. Y cuando pienso en perfecto, no pienso en que nunca vayamos a volver a tener alguna tristeza, o algún dolorcito, o algún disgusto. Tampoco pienso que vayamos a tener todo lo que deseamos. Cuando pienso en perfecto, pienso que el cielo va a estar LLENO DE DIOS, por ejemplo, lleno de esas pequeñas comunidades que funcionan como Extreme Makeover. Pienso que cuando haya alguna necesidad de algún miembro de la comunidad, toda ésta, sin reservas, sin necesidad de buscar un beneficio y sin la vanidad de sobresalir, colaborará para ayudar... Sin dobles intenciones, con convicción, sin flojera... Por amor.
Así se comporta la verdadera Ciudad de Dios y esa es una de las características de el nombre de Mi Blog: "El Mundo que Deseo para Todos".
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