Ayer estaba completo.
Hoy, de mí se apodera la nada.
La nada hambrienta me detiene.
Mi espíritu es un guerrero,
lucha cada instante contra la nada.
Cuando pasaba los tiempos de guerra,
el mar y la tormenta me atacaban
y después de un instante de paz
la nada arremetió de nuevo contra mi alma.
Mi espíritu es un guerrero
y aunque la teme,
sabe que puede acabarla.
Hoy puedo vencer a la nada.
No puedo apagar los temores
pero puedo, siempre puedo,
erguir mi espada y lanzarla.
Hoy he salido victorioso.
Mañana, una nueva batalla.
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