Sunday, December 13, 2009

¿Un año como todos o un año nuevo?

Desde niños, al terminar-comenzar el año, mi madre nos llevaba 2 veces a la iglesia. El 31 de diciembre nos llevaba a dar gracias a Dios por el año que concluía, mientras que el 1º de enero nos llevaba para pedir a Dios cualquier cosa que deseáramos para el año que comenzaba.

Pensar en el año nuevo, causa generalmente un poco de emoción. Emoción y esperanza, ese es el conjunto correcto de palabras. Causa emoción, por la festividad en sí. La gente trabajadora, ha recibido dinero extra y el primer día del año nuevo se suspenden labores para la gran mayoría de las personas quienes festejaron con júbilo la despedida del año viejo. Los cambios de ciclo son un muy buen momento para recordar viejos amigos, visitar familiares lejanos, pensar en las cosas buenas que nos han pasado, las cosas desagradables así como para pensar en los planes futuros, lo que uno desea que suceda durante el siguiente ciclo de 365 días.

Sin embargo, también para la gran mayoría de las personas, hacen falta pocos días después del año nuevo, para regresar con fuerza a la monotonía abúlica de los tiempos ordinarios. Se vuelve a perder la esperanza, se recuperan los vicios, se desdibujan los objetivos, regresan los rencores, la apatía, el desamor, la descortesía y la desesperanza, los inocentes caprichos infantiles que vuelven infelices a las personas. Retorna la pereza y con ella el no realizar bien nuestro trabajo y el convencer a otros de que no lo hagan bien, el no luchar por el bien de los otros y con esto el hacer falta en una sociedad sedienta de manos que colaboren para el bien de la humanidad. Aparece la soberbia que es la causa principal de ceguera: nubla la vista con fuerza y nos hace pensar que nosotros somos el centro de todo el universo.

Y pasan dos cosas. Al final del año, los sensibles, se dan cuenta de que no alcanzaron lo que realmente deseaban y que quizá con un poco más de esfuerzo o disciplina lo habrían alcanzado, y por su parte, los insensibles y soberbios, piensan que todo lo hicieron bien y que “no podían hacer más de lo que hicieron”, sin embargo, uno voltea a ver al mundo y se da cuenta de la falta que hicieron esas manos para construir una sociedad más justa y próspera, más amorosa y sensible, más cordial y generosa.

Pero estas realidades, lejos de lastimarnos y deprimirnos, pueden llegar a ser un factor fundamental de cambio en nuestros corazones. Lo mejor de todo, es que sé de cierto que la gran mayoría de las personas regresan a ese círculo perverso de esperanza y desaliento no por gusto, sino por ignorancia. Ignoran cuáles son esos métodos efectivos de superación que pueden ayudarlos a hacer cosas increíbles durante las 24 horas que tiene el día para TODOS los seres humanos de esta tierra. A continuación voy a exponer algunos puntos que seguramente serán muy útiles para todas esas personas que, leyendo esto, se han dado cuenta de que pueden ser mejores cada día y que desean que el nuevo año esté lleno de amor y abundancia en el sentido más amplio de ambos términos.

Primero: Comienza Agradeciendo.

A pesar de todas las situaciones adversas, todos los vivos tenemos un gran regalo que nos llegó sin que lo pidiéramos. Estamos vivos. No importa, “NO IMPORTA” cuál sea nuestra situación. Unos estamos enfermos, otros estamos sanos; unos deprimidos, otros alegres; unos somos ignorantes, otros cultos; unos altos, otros chaparros; unos somos iracundos, otros apacibles; unos somos pobres, otros somos ricos; unos estamos rodeados de gente que nos ama y otros estamos solos, etc. No importa. Para todos sale el sol, todos estamos vivos y para todos tiene el día 24 horas. Dios es democrático en esto, ha puesto por igual, en todos los seres humanos, una serie de capacidades más poderosas de lo que imaginamos. Muchas personas se dan cuenta de ello y por eso llegan a ser grandes hombres, otros pensamos que la vida nos debe cosas. Nos debe dinero, nos debe salud, nos debe amor, nos debe… Y nos pasamos lloriqueando por todo aquello que nos falta, sin darnos cuenta de todo lo que SÍ tenemos.

Pero se equivocan todos esos que se preocupan por lo que no tienen. La vida humana es un conjunto de dones que se nos dieron gratis. Nadie los ha pedido. ¿No creen que sería bueno que estos dones fueran reconocidos por todos? Pues empieza este 31 de diciembre agradeciéndole a Dios y a la vida todo eso que sabes que es perfecto y que has olvidado tantos años. AGRADECE.

Segundo: Pide y ofrece.

En general nos encanta pedir… Pero nos cuesta un poco más de trabajo ofrecer. Desde niños le pedimos a Santa y a los Reyes y muchos adultos conciben a Dios como un gran mago al que, a través de la fe, se le puede pedir lo que sea y nos será concedido. Si bien el mismo Jesucristo nos enseñó “Pide y se te dará”, en más de una ocasión, estoy seguro que nuestras peticiones son egoístas e interesadas y que, si fueran concedidas, lejos de hacer un bien en nuestras vidas, terminarían por obstruir el camino hacia la felicidad.

De modo que, antes de pedir cosas como si las pidiéramos a un gran mago, analicemos el contenido de nuestra petición. Mucha gente pide dinero y amor. Piden dinero cuando han sido mal administrados en sus vidas, cuando no han deseado hacer un esfuerzo por conseguir ingresos adicionales y cuando lo “necesitan” para cumplir caprichos que en muchas ocasiones no se dan ni siquiera los empresarios exitosos. Piden dinero para subsanar esas deudas que surgieron de comprar cosas que NO necesitaban en momentos que NO era conveniente comprar. Seguro que a Dios mismo le gustaría que, antes de hacernos ricos, fuéramos mejor administrados con los bienes que llegan a nuestras manos, pues la mayoría de nosotros, aunque ganáramos la lotería cada mes, siendo lo mal administrados que somos, el dinero se esfumaría en un abrir y cerrar de ojos.

Por otro lado, hay infinidad de personas que, sintiéndose solas, piden la compañía de un hombre o de una mujer. Lo que veo es que en general, las personas desesperadas por conseguir alguien que les acompañe, se basan en un terrible sentimiento egoísta de soledad que les atrofia el “atractivo” y lejos de atraer al ser amado, lo ahuyentan cediendo su integridad física y emocional al arbitrio del egoísmo de otros. Para todas esas personas a las que les cuesta mucho trabajo encontrar una buena pareja, deberían primero, sanar todas esas heridas que tienen en el alma, pensar en que encontrar una pareja es una hermosa manera de comenzar un proyecto común, pero cuando el proyecto de plenitud sólo se basa en el sentimiento de “incompletez”, entonces con toda seguridad la relación fracasará. Fíjate en qué puedes ofrecer para que una relación sea plena y entonces, fija parámetros de la persona con la que te gustaría compartir un proyecto común y entonces búscala. Seguro que esa es una muy buena manera de encontrar un novio o novia.

Y es precisamente esto a lo que me refiero con “Pedir y Ofrecer”. Pedir a Dios algo, sin hacer lo que nos corresponde, es sinónimo de “no alcanzar”. Si pides a Dios salud, pues procura llevar una vida sana y procura la salud de los demás. Si pides a Dios dinero, no sólo lo pidas para ti, pide a Dios que cubra las necesidades de los seres más necesitados que tú y haz un esfuerzo por ayudarlos, al tiempo que te conviertes en una persona más trabajadora y mejor administrada. Si pides a Dios amor, da amor, incondicional a la gente que te rodea. Cambia tu hosco carácter o sé más prudente al hablar y no hagas “cualquier cosa” por encontrar al amor, que lo espantas; escoge una casta manera de encontrar ese corazoncito que te complementa.

Tercero: Clarifica tus objetivos.

Más que falta de disciplina, la gente no alcanza sus objetivos porque no sabe cuáles son, o porque los plantea muy altos o porque no sabe si ya los ha alcanzado… O porque se plantea muchos objetivos. Gracias a mi profesión, he encontrado una sana manera de plantear objetivos. A esta manera se le llama objetivos SMART. En inglés, la palabra smart, es sinónimo de listo, inteligente. Y en administración de proyectos, los objetivos SMART se refieren a aquellos que son eSpecíficos, Medibles, Alcanzables, orientados a Resultados y orientados al Tiempo.

De modo que, siempre será más difícil alcanzar un objetivo cuando no es claro, cuando no podemos medir si lo hemos alcanzado, cuando no es alcanzable, cuando no está orientado a resultados y cuando no lo encuadramos en el tiempo, que cuando sí lo hacemos.

En vez de decir, me propongo hacer ejercicio, puedes decir: Me propongo correr 30 minutos, 3 veces por semana, durante el siguiente mes. Es mucho más fácil pensar que sólo durante un solo mes lograrás mover ese gran perezoso que llevas dentro y, seguro que cuando completes ese mes, será mucho más fácil volver a plantearte un objetivo similar.

Cuarto: Plantea 3 objetivos para el año.

Cuando éramos niños, también mis padres nos decían que el seis de enero, pidiéramos 3 regalos a los Reyes. Decían que uno por cada Rey Mago: Melchor, Gaspar y Baltasar.

Pues bueno, la razón por la que yo propongo que sean 3 objetivos, es porque luego nos encanta hacer una lista interminable de cosas que son poco factibles de alcanzar. 3 objetivos que podamos cumplir durante los primeros 3 meses del año. Si pensamos en un objetivo que nos llevará todo el año cumplir, entonces parte ése en sub-objetivos y proponte alcanzar ese sub-objetivo antes de los primeros 3 meses. Esto te ayudará a que en verdad los cumplas.

Regresando a la idea de que sean 3 objetivos, es para que los puedas clasificar de la siguiente forma:

  • Un objetivo que mejore tu bienestar espiritual.
  • Un objetivo que mejore tu bienestar como persona, basado en tus gustos, tu salud, tu profesión, etc.
  • Un objetivo que mejore tus relaciones con tu entorno cercano.

Los ejemplos abundan y variarán según tus actividades cotidianas. Quien ya se ejercita regularmente, no pondrá como objetivo salir a correr todas las mañanas, pero podrá poner, correr la maratón del 2010, siendo que para una rata de laboratorio, correr un maratón sería casi imposible.

Con respecto a tus objetivos espirituales, aquí también dependerán de lo evolucionado que te encuentres en tu relación con Dios. Mientras que para algunos será una gran meta, bautizar a sus hijos, para otros lo será el asistir a misa los domingos, el confesarse una sola vez en el año o el comulgar a diario. Otros escogerán prestar servicio social para algunas de las labores de la iglesia, mientras que para otros será suficiente rezar el Padre Nuestro por las mañanas. No importa qué tan avanzado sea tu objetivo espiritual, siempre y cuando lo plantees, lo escribas y lo cumplas durante las primeras 12 semanas del año.

Con respecto al objetivo en tu bienestar como persona, puede ser que decidas ir al médico, salir a correr por las mañanas, salir de vacaciones con la familia a algún lugar en especial, luchar por un ascenso, terminar la escuela, escribir la tesis, etc. No importa cuál sea tu objetivo. Plantéalo y escríbelo y cúmplelo durante las primeras 12 semanas del año.

Y con respecto al objetivo de mejorar tus relaciones con tu entorno más cercano, yo sugiero que este objetivo lo utilices para limar todas aquellas asperezas que han quedado en tus relaciones personales con alguna persona en particular. Límalas, gana amigos, hermanos, padres, hijos. Escucha e intenta comprender antes de ser comprendido. Piensa que esa persona que más te ha ofendido, que te ofende y te ofenderá, hace lo mejor que puede con lo que sabe y con lo que ha aprendido a lo largo de su vida. Finalmente, es un hermano tuyo, hijo de Dios, que necesita tu luz, tu apoyo y comprensión. Construye esa relación que más te cuesta trabajo. De nada sirve que te plantees como objetivo ser más comprensivo con la gente con la que ya tienes afinidad. Tiende esos puentes con la gente que tienes conflicto, con aquélla que cada vez que cruzas una palabra sientes que un camino de pólvora se enciende en tu estómago. Ámala incondicionalmente, no sólo ganarás un tesoro en el cielo sino que habrás ganado la confianza de alguien y aprenderás a ser paciente con todas aquéllas personas que no conoces o que sientes que te hace daño.

Final

Por último, sólo me resta desearles a todos muchas bendiciones para el próximo año que comienza. Y como sé que todos nosotros, ya reciben infinidad de bendiciones de Dios nuestro Padre, tú decides, si quieres que el 2010 sea realmente un año Nuevo o que sea igual que todos los años anteriores.

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